H.26.1
El dulce y tímido Lex, quiere pasar desapercibido durante su último año en la escuela, pero sus planes se vendrán abajo cuando el novio de su bully se acerque a él, para... ¿protegerlo? Cambiando su vida para siempre.
🍒 Contenido sexual expl...
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Poco a poco comienzan a llegar los invitados y la casa de Vincent se llena en un dos por tres.
El grupo de los populares, por un lado, los amigos de Charlie por el otro, deportistas, porristas, compañeros de clase y muchos más de la escuela que no conozco, están aquí, festejando el cumpleaños del hermano del famoso quarterback.
Alexander también está aquí. Se ha integrado a nuestro grupo, y aunque no pase todo el tiempo con nosotros, y tampoco les caiga bien a todos, al menos han dejado de molestarlo...
En la escuela todos hablan del "Chico Nuevo" que se ha integrado al grupo de los populares. "El chico lindo de los anteojos", lo llaman algunos, porque sí, Alexander volvió a usar anteojos —claro que mi madre los eligió para él— y el modelo le sienta muy bien, la montura es delgada así que no cubre los hermosos ojos que tiene.
Incluso los profesores están asombrados por el cambio de Alexander.
El día que sucedió lo del café, hace dos semanas, algunos de ellos pensaron que era un alumno nuevo, pero ya para los días posteriores se habían acostumbrarlo a su nueva apariencia —que sinceramente no ha cambiado—. Alexander sigue usando los mismos pantalones holgados que parecen de abuelito, las camisas de cuadros, claro que ahora las usa con una camisa ceñida, debajo, e incluso solo se pone una camisa con un par de botones abiertos, el cabello ligeramente levantado de adelante y los anteojos. Ha sido un cambio mínimo en su apariencia, pero Alexander se ve completamente distinto, sobre todo, porque su actitud ha mejorado. Ha entendido que él no tiene la culpa de que los demás lo vean distinto y que mientras que él se sienta cómodo con su apariencia, todo estará bien.
Ya no se siente nervioso, sentado en primera fila, pensando que en cualquier momento una bola de papel le golpeará la espalda, o que alguien botara sus libros al suelo. Participa en clase, habla con los maestros, discute sus cuestionamientos y siempre deja a más de uno con la boca abierta.
Y es que ahí radica realmente el atractivo de Alexander Miller, en su inteligencia. No en su apariencia, o por quienes frecuenta. Porque a un mes del inicio de clases aún sigue dejándonos a todos con una expresión estupefacta cuando se lo propone.
«—Por fin decidió ser normal —me preguntó un día Vincent, mientras esperábamos que empezara la clase, y casi lo asesino con la mirada, si eso hubiera sido posible...
—Él es tan normal como tú o como yo, Vincent. —Le respondí indignado, dándole la espalda y negándome a hablarle.
—Ya. Lo siento cariño, no te enojes. —me rogó por un rato, tratando de que me calmara.
—Recuerda que yo lucía peor que él, y aun así me pediste ser tu novio. —No dijo nada, se quedó pensando por unos segundos y una media sonrisa se dibujó en su rostro.
Esa era una verdad innegable.
—¿Ves cómo las chicas no le quitan la mirada de encima? —me dijo después, mi tonto novio y la incomodidad volvió a apoderarse de mí.
