Epílogo - Parte 2

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«Sé que puede parecer que el mundo se nos viene encima, pero los sueños siempre deben persistir, porque de ellos depende que el mundo siga existiendo

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«Sé que puede parecer que el mundo se nos viene encima, pero los sueños siempre deben persistir, porque de ellos depende que el mundo siga existiendo. Nunca podremos conocernos a nosotros mismos si no somos capaces de hacerle frente a la adversidad, seamos fuertes e inteligentes y no dejemos que nuestros miedos arrollen nuestros deseos, siempre habrá contratiempos, pero la fortuna favorece a los valientes, intentemos una y mil veces aún si no sabemos lo que pasara después, porque el tiempo pasa, pero nosotros podemos avanzar con él...»

—¿Lo sabes desde entonces? —me pregunta Alexander cuando nos quedamos solos en el restaurant, mientras nuestros padres arreglan lo de nuestra estadía y Jane sube a la habitación que comparte con mi madre, a tomar su medicamento.

—¿A qué te refieres?

—Cambiaste tu discurso de graduación.

Sí claro que lo hice.

«Los he conocido durante muchos años, hemos pasado muchas cosas, juntos, y aunque no con todos he tenido una amistad cercana, sé que tenemos mucho en común. Al igual que ustedes, tengo sueños, esperanzas, ambiciones y una gran motivación. Ha llegado el momento de tomar decisiones importantes y aunque para mí no hubo más opción porque desde el primer momento supe lo que quería, quiero recordarles a ustedes que la inteligencia es un maravilloso don, los regalos son fáciles de dar y recibir, la vida puede ser difícil, pero lo que elijan para ella depende solo de ustedes, de las elecciones que hagan aquí y ahora, pues de ello dependerá la clase de personas que serán en el futuro... entonces, tomemos el control sobre ese futuro, hagámoslo ¡YA! empecemos a cumplir nuestros sueños...»

—Lo hice sí, justamente porque me había enterado.

—Dijiste que no habías tenido opción... ¿acaso tu...?

—Por supuesto que no, dije que no hubo más opción para mí, porque elegí que solo hubiera una. ÉL.

Alexander suspira como si se estuviera quitando un gran peso de encima.

—Gracias. —toma mi mano y besa el dorso.

—¿No estás asustado?

—Porque aún no cumplo diecisiete años, y acabo de enterarme que seré padre y quizá las cosas que pensé haría, no po-... eh... tendré que posponerlas... NO, no estoy asustado. ESTOY PREOCUPADO.

—¿Preocupado?

—Claro Ari, porque ahora tendremos un hijo, y no sabemos nada sobre ser padres. Aún no hemos terminado de ser hijos. Estaremos lejos de los nuestros y ¿Crees que podremos hacerlo bien? Es una gran responsabilidad, una responsabilidad de por vida.

Sus orejas están rojas y sus ojos brillan llenándose de lágrimas, después de mucho tiempo está jugando con sus dedos. Está nervioso, asustado y eso está bien. No esperaba que brincara de felicidad, también me asusté cuando lo supe y si no hubiera sido por Noah... no sé qué hubiera pasado. Fue todo un alivio que tuviéramos que retrasar nuestro viaje unos días —a mi madre se le presentaron algunos inconvenientes en el hospital... cosas que implican su nuevo puesto como directora general— porque así tuve tiempo de asimilar todo, de tomar una decisión final y hacer algunas visitas al médico.

Chico Nuevo - HP26.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora