3. Chispas

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Para Violet fue raro usar un carruaje tan lujoso como el de Lord Bridgerton. Viajó muy cómoda por la ciudad intentando que no la vieran por las ventanas al cerrar tanto como pudo las cortinas. Aunque sabían que la gente hablaría y seguro que no sería nada bueno si veían el carruaje de uno de los solteros más codiciados en frente de su casa.
Por lo que pidió al cochero que la dejara en la parte trasera.

No pudo evitar pensar en los días siguientes en ese rato que había pasado en la casa de aquel caballero, y había quedado impresionada con la casa, sus historias y su extraña forma de ser.
Necesitaba despejarse la mente pues no dejaba de pensar en Lord Edmund Bridgerton. Salió cuando su madre le dio permiso, caminó hasta la casa de Lady Danbury y pidió un caballo. Sabía cabalgar y le gustaba, y como no poseía un caballo propio, la condesa siempre le prestaba uno y ella iba por el parque con su vestido de montar intentando redirigir sus pensamientos.
Aunque las cosas no salieron como ella esperaba.

***

Vivian Ledger estaba volviéndose loca. Su hija había ido a disculparse con el vizconde y eso era algo bueno, pero lo último que había sucedido era el colmo del mal gusto. No le gustaba que ella fuera a pedir caballos a la casa Danbury pero poco podía hacer por la afición de su hija a cabalgar. Casi siempre tenía cuidado excepto aquel día pues ahí estaba ella, con su traje de montar lleno de barro de pies a cabeza. -¿Se puede saber que sucedió? -Violet trató de ignorar a su madre pero ella la seguía a sus espaldas mientras iba rumbo a su habitación. -¿Puedes decirme que pasó?

-Madre. Me caí del caballo. -Dijo Violet mientras se quitaba los guantes y los dejaba a un lado. olo quiero un baño de agua caliente y dormir un rato. Estoy adolorida, madre. Quisiera descansar un poco antes del baile de esta noche. -Y estaba segura de que sería una noche muy larga.

-¿Cómo pasó eso? No te habrás puesto a tener carreras en el parque ¿Verdad, Violet? Sabes que odio que uses los caballos de Lady Danbury y más para que hagas actividades de bárbaros. ¡Violet!

Su hija la ignoró por completo y dejó que su doncella la ayudara a desvestirse quedando en su corsé y enaguas.

Y estaba molesta, enojada en exceso con Edmund Bridgerton.

Era un tramposo de lo peor.
Sabía que había sido una mala mañana. Solo quería pasar el rato y pensar y es que, su amiga Mary había insistido en que el vizconde sería una buena pareja si lograba presentarlos de alguna forma. Violet prometió hacerlo y necesitaba idear un plan. Si lograba que bailaran juntos y sentía las chispas en el aire por ellos sabría que había acertado y podía dejar de pensar ella misma en lo atractivo que era el vizconde.
Solo que mientras estaba en su caminata respirando el aire fresco, escuchó la voz del hombre que tenía atormentándola días.

-Señorita Ledger. Es un placer verla por aquí esta mañana. No sabía que le gustara cabalgar.

Él y su costumbre de hacerla sentir más pequeña siempre. Incluso el caballo en el que ella iba parecía un pony al lado del purasangre del vizconde, negro e imponente. Siguió andando mientras tomaba las riendas con fuerza y trató de ignorarlo. Sin embargo, la veían, sabía que estaría mal si ella ignoraba a un hombre. -Sí. Adoro tomar el aire fresco por las mañanas, en silencio. ¿Podría irse?

-Estaré callado como un ratón. -de nuevo su sonrisa, esa misma que había atormentado sus últimos días. Azuzó a su caballo y trató de ir más rápido para alejarse, pero resultaba inútil. Ahí estaba él, al lado de ella. -¿Huye de mí? Creo que me tiene miedo.

-No le permití acompañarme, Lord Bridgerton. Y es de mala educación abordar a una dama que va sola en el parque. Y cualquiera pensará que cortejamos si le permito acompañarme, más aún, pensarán que soy un caso pérdido.

ENCHANTED (Violet & Edmund's Story) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora