Capítulo 4

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Esa madrugada, me encontraba dentro de la cocina de mi casa bebiendo un vaso con agua, cuando me lo terminé, dejé el vaso en el fregadero y justo antes de volver a caminar hacia mi cuarto, vi el teléfono de mi casa. Detuve mi caminata y me acerqué con curiosidad, preguntándome si es que Kelly me habría dejado un mensaje de voz mientras dormía, entonces agarré el teléfono, decidida a revisar los mensajes de voz, cuando una llamada entró, por lo que rápidamente contesté.

—¿Hola?

Hablé en voz baja, pegándome al teléfono para que quien fuera que estuviese detrás de la línea lograra escucharme.

—Hola ¿tú eres Carla?

La voz conocida de un muchacho me habló, sin embargo no era la de Kelly.

—Sí, ¿quién es?

—Soy Taime, un amigo y compañero de banda de Kelly.

—Ah, hola Taime ¿Qué pasa?

—Oye, disculpa que te llame a esta hora pero lo que pasa es que nos echaron del bar en el que estábamos porque Kelly se peleó con un tipo y de repente comenzó a insistir en que necesitaba llamarte.

—No puede ser ¿En dónde están?

Pregunté, comenzando a preocuparme por el bienestar de Kelly.

—Estamos en la casa de Mick, la del garaje en donde siempre practicamos, supongo que ya la conoces.

—Sí, la conozco, iré para allá.

—Espera ¿ahora?

Fue lo último que Taime pudo decir antes de que yo colgara el teléfono y saliera apresuradamente de la cocina, corriendo escaleras arriba hacia mi cuarto, en donde me cambié de ropa y salí por la ventana cuidadosamente, escapándome hacia la calle con rumbo a la casa del garage. Nunca antes había tomado el camino hacia esa casa por enfrente, por la puerta principal, pero me las arreglé para llegar.

Cuando toqué el timbre de aquella casa, salió un chico alto, también con el cabello largo, vestido con una playera blanca de manga larga y una especie de chaleco de color negro por encima. Al principio creí que era una mujer por sus finos rasgos faciales, sin embargo la duda se aclaró cuando este muchacho habló y escuché su voz.

—Hola ¿Carla?

—Sí, soy yo.

—Oh, pasa. El muchacho se hizo a un lado de la puerta y me dejó entrar a la casa.

Como pude, me dirigí hacia la sala, en donde vi a Kelly tirado en el sillón, estaba demasiado ebrio, su nariz estaba manchada con sangre más o menos seca y de su boca solo salían balbuceos incoherentes.

—Kelly. Dije suavemente, acercándome a él.

—¿Oh? Oh, hola Carlita. Habló él con una voz ronca, como si se acabara de levantar,  incorporándose como podía sobre el sillón de la sala. —Lo siento, no pude llamarte otra vez. Volvió a hablar entre balbuceos mientras se dejaba caer sobre mí, intentando abrazarme.

—No te preocupes por eso. Dije con una pequeña risa. Sé que estás ocupado. Lo abracé de igual forma.

—Carla, Carla, espera. Habló apresuradamente el muchacho que me había abierto la puerta antes y me alejó de Kelly, dándole paso a otro chico de la banda con un bote de basura entre las manos, acercándoselo a Kelly, en donde él vomitó un par de veces.

—Eso pasó la vez pasada. Habló Taime mirando desde un rincón de la sala con los brazos cruzados.  —Sobre mi ropa. Agregó, cerrando los ojos y levantando ambas cejas mientras dejaba salir un leve suspiro de su boca al recordar aquello.

—Oh cielos. Dije, viendo como Kelly se quedaba dormido sobre el sillón después de haber vomitado.

—Oye, gracias por haber venido, solo así se pudo quedar quieto por fin. Taime se acercó hacia mí, sonriendo levemente.

—No hay de qué, ¿se va a quedar a dormir aquí?

—No, lo llevaremos a su casa en unos minutos ahora que ya está más calmado. Contestó el chico que me había abierto la puerta.  —Soy Brent, por cierto. El muchacho sonrió.

—Un gusto.

—Igualmente, ¿eres novia de Kelly, verdad?

La pregunta de Brent  me hizo sentir algo apenada, por lo que dejé escapar una pequeña sonrisa tímida.

—No, nos conocemos desde hace como cuatro días a penas. Contesté

—¿En serio? Te buscaba tanto que pensamos que habían comenzado a salir.

—Para nada, sólo somos amigos. Dije, sintiendo un poco de tristeza al acordarme de ello.

—Por eso no nos había dicho nada. Habló Taime

—Menos mal, yo creí que estaba siendo infiel. Brent me miró después de hablar.

—¿Infiel?

Pregunté con una leve sonrisa.

—Sí, siempre encuentra una nueva chica para una noche cada que salimos a dar un show. Confesó Brent.

—A él es al que siempre se le avientan más chicas después de cada concierto. Habló Taime entre risas.

—Ah, ya veo. Me reí un poco, tratando de fingir que la imagen mental no me dolió.

En ese momento, Mick caminó de regresó a la sala de la casa, acomodándose el cabello como si hubiera estado estresado.

—¿Ya lo van a subir al auto?

Preguntó él.

—Ya, ahorita ya nos vamos. Contestó Taime

—¿Y tú? ¿Quieres que te llevemos a tu casa?

Me preguntó Brent.

—No gracias, puedo caminar sola de regreso. Dije.

—¿Estás segura? Ya van a dar las cuatro de la mañana.

—Estaré bien, mi casa no está lejos de aquí, adiós chicos, fue un gusto haberlos conocido.

—Claro, gracias por haber venido tan tarde y por haber logrado que este borracho se calmara. Mick me agradeció entre risas.

—No hay problema, nos vemos. Me despedí con una sonrisa para después salir rápidamente de la casa.

Cuando finalmente, con dificultad, entré a mi cuarto por la ventana, la cerré lentamente para no hacer ruido y me quedé observando un rato en dirección a la casa del garaje, las luces aún estaban encendidas, me quedé pensando un momento en los chicos, supongo que se les estaba haciendo algo complicada la tarea de subir a Kelly dormido al auto en donde lo llevarían hasta su casa. Me alejé de la ventana y me cambié nuevamente la pijama para finalmente meterme entre las sábanas de mi cama, donde me quedé pensando unos minutos antes de dormir en todo lo que había pasado antes, los chicos de la banda, Kelly y también lo último que me había dicho Regina antes de que cambiáramos de tema esa tarde: "Yo digo que mejor ni te enamores de él".

Suspiré acomodándome de lado, sintiendo la mezcla entre el leve dolor y ardor de mis ojos llenándose de lágrimas, me sentía con el corazón apachurrado pero también me sentía avergonzada a la misma vez. Kelly y yo no teníamos ni una semana de conocernos y yo ya estaba comenzando a sentir cosas más allá de una simple atracción física por él, o al menos eso creía. También me estaba ilusionando mucho con las interacciones que teníamos y él quizá tan solo me veía como una simple amiga. Entonces por eso es que seguía encontrándose con todas esas chicas atractivas noche tras noche después de cada maldita presentación. Me dolía pensar en eso, en imaginármelo, pero también me sentía ridícula de comenzar a enamorarme tan rápido como para sentir esos celos por algo que era obvio que sería parte de su vida diaria como un bajista de rock pesado. Suspiré una vez más, sintiendo una extraña pesadez sobre mi cuerpo e intenté dormir para olvidarme de todo cuando despertara por la mañana.

Groupie love (Kelly Nickels x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora