Capítulo 9

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Esa tarde, al salir de la escuela, nuevamente subí a la parte trasera del asiento de la moto de Kelly para irme con él, alejándome poco a poco de mis amigos y también dejando atrás las caras de asombro de los demás compañeros ahí una vez más, quienes todavía no se acostumbraban a la presencia de un hombre como Kelly por la escuela.

El viento, junto con algunos mechones del cabello de Kelly, golpeaban mi rostro mientras nos dirigíamos hacia un lugar aún desconocido para mí. Yo me sujetaba de su cintura firmemente en lo que su moto aceleraba. Me sentía tan bien, que casi sin darme cuenta dejaba mi cabeza descansar sobre su espalda, acción que no parecía causarle molestia alguna, a pesar del horrible calor que hacía.

—¿Qué tal la escuela?

Me habló Kelly, ayudándome a bajar de la moto cuando llegamos.

—Bastante bien, ¿qué tal tú?

—Meh, nada extraordinario, lo único interesante es que nos anunciaron sobre un festival de música, pero me alegra escuchar que te fue bien.

—Gracias, por cierto ¿qué se va a hacer en ese festival?

—Pues, los alumnos se van a presentar tocando canciones con sus instrumentos, ya sea en solitario o con una banda.

—Woah ¿Piensas participar?

—Sí, pero espero tener tiempo. Kelly hizo una pequeña pausa para abrir la puerta del restaurante al que estábamos por entrar. —Tú primero. Me sonrió, haciendo un ademán para que pasara.

Dentro del restaurante, ambos escogimos una mesa para sentarnos.

—¿Aún no has comido, verdad?

Preguntó Kelly.

—No, recién salí de la escuela.

—Yo tampoco, muero de hambre. Kelly soltó una pequeña carcajada.

—Hay que esperarnos a que traigan el menú.

—Claro, ¿has venido aquí antes?

—No, casi no salgo de casa normalmente. Me reí un poco. —Aunque gracias a ti estoy empezando a conocer el mundo.

—Me alegra ser el caballero que te rescate de tu torre entonces. Habló Kelly entre risas.

—¿Tú vienes aquí seguido?

Le pregunté.

—Sí, suelo venir a desayunar caldo de pollo para curarme la cruda.

—Vaya, te estás preparando muy bien para cuando seas famoso.

—¿Verdad que sí?

Ambos nos reímos, de pronto siendo interrumpidos por la chica que nos venía a traer las pancartas del menú. Ella me barrió con la mirada, haciendo gestos de desprecio. Luego volteó a ver a Kelly, transformándose por completo en otra persona, sonriendo y coqueteándole.

La actitud de la mesera estaba comenzando a irritarme, pero me molestaba aún más que Kelly estuviera tan distraído siguiéndole el juego a esa mujer, que ni si quiera se daba cuenta del trato que me estaba dando.

—¿Estás listo para ordenar, guapo?

Le preguntó la mesera.

—Sí, claro, yo voy a querer una hamburguesa con tocino, y para mi amiga...

—Yo voy a querer la hamburguesa sencilla. Dije, esforzándome por sonreír y ser amable con la mujer que nos atendía.

—Eso y dos malteadas de fresa. Completó Kelly.

—En seguida vuelvo con sus órdenes. Dijo la mujer, retirándose con las pancartas que nos había dado.

—Un poco grosera la chica ¿no crees?

Pregunté, cruzándome de brazos.

—Yo la vi muy alegre. Kelly rió un poco.

—Tú porque estabas de coqueto con ella.

—¿Estás celosa?

Dijo él en tono juguetón, siendo imposible para mí no rodar los ojos.

—No lo estoy, solamente me molestó su actitud prepotente.

—Excusas, se nota a leguas que sí lo estás. Él continuó molestándome.

—¿Escuchas esa canción?

Dije, haciendo que ambos nos calláramos y prestáramos atención a la canción que se reproducía al fondo, "Easy lover".

—Mhm, ¿qué pasa con la canción?

—Parece que un día me senté a conversar con Phil Collins sobre ti y de ahí se inspiró para escribir la letra de "Easy lover".

Kelly soltó una gran carcajada al escuchar mis palabras.

—Es la verdad, sólo que decidió hablar de una chica en su lugar. Volví a decir.

—¿Realmente crees que soy un amante fácil?

—Le haces ojitos a cualquier chica que se te cruce.

—No es verdad.

—Sí lo es, por eso tienes fama de mujeriego con mis amigos. Dije entre risas, incapaz de contenerlas por más tiempo.

—Eso explica las miradas raras cuando paso por ti.

—Así es.

—Sobretodo de esa chica, la de cabello corto y lentes.

—Regina.

—Regina, ella, se ve que me odia peor que a cualquiera en el mundo. Kelly volvió a reír.

—Y no te equivocas.

—Creo que vernos en el bar no fue de mucha ayuda para que me conocieran bien. Kelly se quedó pensativo por unos instantes antes de volver a decir algo. —Se me ocurrió una cosa.

—¿Qué pasa?

—Si tus amigos son como una segunda familia para ti, quiero que me conozcan bien, quizá podríamos vernos todos mañana que es viernes.

—Suena bien, pero, ¿en dónde?

—¿Hay un lugar en especial en donde les guste reunirse?

—El centro comercial, supongo.

—Fantástico, mañana nos vemos en el centro comercial, ¿a qué hora suena mejor para ti?

—Normalmente vamos a las cuatro.

—Bien, bien, yo le avisaré a Stevie, tú avísales a los demás.

—Anotado. Sonreí, emocionada por la propuesta de Kelly.

—¿Te gusta la idea?

—Por su puesto que sí.

—Muy bien, lo más importante es que tú estés de acuerdo. Kelly me sonrió , apoyando sus brazos sobre la mesa.

Yo le sonreí de vuelta y continuamos conversando sobre temas triviales hasta que llegó la mesera de nueva cuenta con nuestra comida.

Como fue de esperarse, sirvió primero la comida de Kelly.

—Aquí tienes, guapo. La mesera le guiñó un ojo.

—Gracias, dulzura. Kelly le siguió el juego, mirándome fijamente en espera de una reacción de celos por mi parte.

La mesera se aproximó hacia mi lado de la mesa y a penas iba a levantar la mirada, cuando ella decidió actuar con la visión de la realidad alterada por su estupidez.

—Upsi, aquí está tu malteada, cariño. Me habló ella.

La mujer regó sobre mi uniforme todo el vaso de malteada de fresa mientras se burlaba de mí.

Groupie love (Kelly Nickels x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora