11.

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- Jesús, Kiki, como tienes este armario. - Bufó Violeta, viendo el caos que había formado su novia para escoger un outfit para esa noche.

- ¡Lo siento! - Gritó Chiara desde el baño, terminando de retocarse el maquillaje y el pelo.

- ¿Es necesario sacar hasta las bufandas para escoger un vestido? - Preguntó la pelirroja mientras recogía algunas prendas del suelo. - Es que parece que nos hayan atracado.

La británica exclamó algo desde la otra habitación que Violeta no alcanzó a entender y resopló. Dobló un par de tops e intentó organizar por encima todo lo que pudo.

- ¿Te falta mucho? - Cuestionó, mirando el reloj. - Como no salgamos en los próximos 10 minutos vamos a llegar tarde. Y no me apetece aguantar a los chicos.

- ¡Ya casi estoy!

El día de la terraza, Álvaro Mayo había escrito en el chat de concursantes para decirles que ese fin de semana coincidirían unos cuantos en la ciudad y proponer una quedada. Casi todos habían aceptado, ilusionados con volver a verse después de tantos meses de agendas apretadas.

Así que esa noche tenían fiesta en casa de Ruslana y Omar, que vivían en una urbanización lejos del centro y sin vecinos a los que molestar. Al principio Chiara había dudado en ir, ya que ella no había estado en la academia, pero los demás insistieron para que aceptase. Al fin y al cabo, no entrar en el concurso no implicaba que no los conociese y que no tuviese ganas de ver a la mayoría.

Sin embargo, le había preguntado a Violeta si estaba de acuerdo con que asistiese a la fiesta. Esa tarde había sido fantástica y habían dado un pasito hacia la apertura de su relación, pero por encima de todo quería que la pelirroja disfrutase del reencuentro lo más cómoda posible. Y si eso implicaba que ella tenía que quedarse en casa, se quedaría tranquilamente con su guitarra y su música.

La granadina le había quitado la idea de la cabeza, encantada de que hubiesen contado con ella. Habían quedado en ir como amigas y no decir nada todavía, pero por lo menos lo harían juntas. Algo era algo. Otro pasito adelante.

Violeta terminó de colgar las camisas que Chiara había desperdigado por la habitación y cerró las puertas del armario. Se miró al espejo y se pasó las manos por la falda, un poco arrugada tras estar agachada organizando los zapatos. Llevaba un traje oversize, de falda y chaqueta gris, con un top blanco y el pelo suelto. Se revolvió un par de mechones y volvió a mirar la hora, suspirando.

- ¡Kiki! - Le insistió a la menor.- Vamos, tía, que siempre hacemos lo mismo. - Buscó su bolso por la habitación sin darse cuenta de que la morena ya había salido del baño. - Al final la que tiene que escuchar a los pesados de Juanjo y Martin siempre soy y...

Se quedó sin palabras tan pronto se giró con el bolso entre las manos.

Delante de ella, Chiara le sonreía inocente, con las manos detrás de la espalda y pose de niña buena.

Llevaba un corto vestido negro que se ajustaba perfectamente a su figura y con un sugerente escote en pico que le llegaba a-

- Oye, pero mírame a los ojos, ¿no? - Dijo la morena, ladeando la sonrisa y perfectamente consciente del efecto que le causaba a la pelirroja.

- Joder, Kiki. - Exhaló, volviendo a recorrerla de arriba a abajo con la mirada. - Just... wow.

Chiara se acercó a ella lentamente, sintiéndose deseada mientras los ojos de su novia la devoraban a cada paso.

- ¿Qué pasa? - Preguntó en tono sugerente una vez que estuvo a solo unos centímetros de Violeta.

La granadina tragó saliva y la agarró por la cintura.

Against the worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora