12.

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- No, no, no. Nada más de eso para ti, has tenido suficiente por esta noche.

Denna le quitó la copa de las manos y se la entregó a Salma, que estaba a su lado.

- Pero Almuuuuuuuuuu... - Protestó Violeta, haciendo un pucherito.

- Ni Almu ni ná, se acabó el alcohol por hoy.

La pelirroja resopló y se pasó las manos por la cara, reubicándose. Miró a sus dos amigas, que estaban de brazos cruzados como esperando algo de ella.

- ¿No queréis iros a bailar con Álvaro y Bea?

Señaló la pista donde sus dos compañeros perreaban, intentando que las andaluzas la dejasen en paz. No tenía ganas de aguantar a nadie, solo quería estar a solas con su roncola.

Salma y Denna ni siquiera miraron atrás.

- Ya hemos bailado suficiente por ahora. - Admitió la morena.

- De hecho, queremos hablar contigo. - Indicó Denna. - Venimos a hacerte una intervención.

La pelirroja alzó las cejas, sorprendida.

- ¿Perdona? - Cuestionó.

- Vio... - Respondió la rubia, cambiando a un tono más suave. - ¿Estás bien? ¿Vas a contarnos qué te pasa?

Violeta suspiró por enésima vez en la última hora y se sentó en el taburete que tenía más cerca. Valoró las posibles respuestas que tenía y optó por la verdad a medias.

- Estoy cansada. - Afirmó.

- Vale, eso es normal con todo el trabajo que tienes. - Dijo Denna. Al ver que su amiga no daba más explicaciones, continuó. - Y lo entendemos, pero... ¿nos dices la verdad? ¿Lo que realmente está pasando en esa cabeza pelirroja tuya? No es normal que lleves tanto rato escondida en la cocina tú sola.

La periodista las miró intentando descifrarlas. ¿De qué querían que les hablase? Las otras Supernenas la miraban con una mezcla de preocupación y curiosidad. Frunció el ceño, tratando de elaborar una buena excusa, pero Salma adivinó sus intenciones y bufó.

- ¿Chiara? - Dijo simplemente, abriendo los brazos agotando la paciencia.

Lo primero que pensó Violeta fue que le había pasado algo. Llevaba un buen rato sin verla, desde la última conversación al lado de las bebidas. Una sensación de pánico la recorrió de arriba a abajo y la lucidez la invadió de golpe. Se levantó del taburete de un salto.

- ¿Está bien? - Cuestionó asustada. - ¿Dónde está? ¿Qué le ha pasado?

Denna la tranquilizó, guiándola con la mano otra vez hasta la silla. La pelirroja alternó miradas, de una a otra, pero no entendía a dónde querían llegar.

- Tú y Chiara, Violeta. - Dijo Salma, alzando una ceja. - Chiara y tú. De eso queremos que nos hables.

Ah.

Por ahí empezaba a entender.

Tenía dos opciones: o callárselo y seguir haciéndose la tonta o contárselo y quitarse ese peso de encima. Por una parte, mantenerlo en secreto daba la razón al comentario de Chiara que tanto le había dolido; pero por otra tampoco le parecía lo más correcto confesárselo precisamente a Salma, de entre todas las personas que había en esa casa.

Denna leyó el dilema interno que estaba teniendo la reportera y se sentó en el taburete de al lado, abrazándola.

- Creo que no hace falta que digas mucho más. - Indicó con una sonrisa. - De todas formas, el otro día en la terraza solo faltó que os saliesen corazones de los ojos cada vez que os mirabais.

Against the worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora