Parte 5

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Perú suspiró al meterse a su bañera, su mente divagaba por sus recuerdos hasta que sintió como si lo estuvieran mirando, se sumergió más en el agua hasta que su cuerpo se hundió tanto que ya no podía respirar.

«Él no cambiará» pensó «será divertido verlo intentar, pero no lo logrará, aunque le haya dicho a mi hermano y padre que confiaré en su palabra, no lo haré»

—No será buen esposo, él no cambiará nada... Sería un milagro de Dios si cambiara ¡JAJAJA! —exclamó saliendo de su bañera.
Se secó su cuerpo mirando el gran jardín de su casa por su ventana, hasta que una cabeza se asomó —¡AAAAHHH! —gritó asustado cubriéndose.

—¡PERÚ! —pronunció feliz hasta que vio el puño del bicolor acercarse a su rostro —¡NO, ESPER-¡AAAHH!

El pecoso escuchó un abrupto choque.

—Oh Dios —dijo asomándose, vio al mexicano tirado en sus rosales —¡Señor México! ¿ESTÁ BIEN? —preguntó.

—... Sí, eso creo.

—Espere, ya bajo —habló fuerte, saliendo de su cuarto pensó mientras bajaba las escaleras «Cómo mierda se trepó hasta mi ventana... ¿¡Por qué lo hizo!?»

—Joven, ¿A dónde va?

—Iré un momento a ver mis rosales.

—¿Saldrá en bata? —preguntó preocupado.

—Sí, Madrid. Enseguida regreso.
Al ir por el tricolor lo encontró echado en el suelo viendo el cielo —¿Se encuentra bien? —cuestionó arrodillándose a su lado y tocando su frente.

—Un ángel~ —suspiró con una sonrisa boba agarrando su mano para besarla.

—Habla sonseras, creo que se golpeó la cabeza, mejor me explica ¿Cómo entró a esta propiedad otra vez? ¿Lo vio alguien? —preguntó levantándolo para que pudiera pararse.

—Quería verte.

—¿En serio? —México asintió.

—Te quiero mucho ♡ —la cara de Perú se fue sonrojando hasta que México pudo darse cuenta —te pusiste rojito como una rosa, mi florecita bonita —dijo queriendo besarlo.

Perú lo apartó con su mano para que no se le acercara.

—Si mi papá lo ve, lo mata. Tendré que llevarlo a mi habitación... ¿Se puede parar?

—Sí, florecita rojita.

—No me llame de esa manera, señor México.

—Vamos~, corazón de melón, mi florecita, mi cerecita, mi palomita~ —susurró apoyándose en él —hueles tan rico~.

—¡Oiga! ¡No haga eso! ¿Cómo subió?

—Las enredaderas me ayudaron.

—Claro —dijo viendo esas plantas —¿Puede subir?

—Sí, un simple golpe no me va a detener... ¿Te puedo cargar? Quiero llevarte.

—No no, yo iré por la puerta principal.

—Por favoooor —dijo viéndolo con una cara suplicante, el peruano frunció su ceño molesto.

...
Al final México lo llevó en su espalda mientras subía las enredaderas.

Cuando estuvieron en el baño del pelirrojo carmín México se acercó detrás suyo para agarrarlo por la cintura.
—¡Ah!

—Eres tan bello~


*🍬 *


𝑴𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 [🇬🇹 𝒙 🇵🇪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora