Young Love | Yeonjun

CAPITULO 22: Fresa

Hyori

—¿Aún tienes ganas de nieve de fresa? — preguntó moviendo las cejas de arriba a abajo.

—¿Por...? — sonreí. —¿Qué tienes en mente?

Soltó una risita.

—Quería... pues.. ¿invitarte? — sonrió tímido. — Me gustaría que fuéramos por una nieve y ... recordé que habías dicho que querías una de fresa.

—Daniel Choi, eso se lo dije a Bahiyyih—ambos reímos.

—¡Lo sé! Lo siento. Pero debo aclarar que se puede escuchar todo por las paredes de tu casa, ¿eh?

—Lo sé, lo sé. Está bien.

—¿Entonces? ¿Quieres ir conmigo?

—Hmm... depende.

—¿De qué?

—De si esto contará como nuestra primera cita.

Daniel sonrió nervioso y acto después, besó mi mano, tierno.

—No. Nuestra primera cita tiene que ser especial, así que debe posponerse por un tiempo. — dijo sonriente.

Ha pasado una semana desde que Daniel confesó lo que siente por mi.

Aún no puedo creerlo.

A veces se siente irreal, pero es verdad. Bahiyyih dice que parecemos tortolitos, todos acaramelados y que parece que vivimos en las nubes. Mucha miel, en resumen.

Daniel y yo decidimos posponer nuestro noviazgo mientras aún esté trabajando como nuestra niñera. Dice que no quiere problemas así que tratamos de balancearlo un poco; en la casa actuamos como amigos y en la escuela también. Aunque, claro, mis amigas sospechan que algo sucede ya que nuestras miradas nos delatan. No queremos decir nada aún aunque, como en la mayoría de los casos, siempre hay una excepción. Bahiyyih. A ella le conté todo apenas salí ese día de la habitación de Choi.

Ya solo es cuestión de días para que mis padres regresen a Estados Unidos y con ello podamos hacer pública la relación. O bueno, hacernos novios en sí.

—Okay...— tomé sus manos entre las mías. —Vamos por el helado.

—Solo hay un pequeño detalle.

—¿Cual?

—Ya lo verás...

(...)

—Muchas gracias señorita — dijo mi primo Will cuando le entregaron el helado en sus manos.

—Gracias — respondió el otro torbellino.

Yeonjun sonrió dulce y después nos dirigimos hacia la plaza más cercana. Los niños querían jugar, y tal parece que Daniel nació para aceptar todas sus ideas.

Los chicos se fueron a las resbaladillas mientras que el de cabello rosa y yo nos sentamos en las bancas para disfrutar de la agradable tarde.

—Mañana es lunes otra vez — dijo mientras lamía el helado. —Aún hay mucho por hacer y ya casi oscurece.

—¿Que te falta?

—La tarea de Mrs. Smith y el proyecto del profesor Jones.

—Puedo ayudarte con la tarea de Mrs. Smith... pero con el proyecto no. No tengo idea de quién es y de si te van a regañar por recibir ayuda.

—Nah, no te preocupes. Ahorita que llegue hago todo eso, no importa si no duermo.

—Daniel, no digas eso. Tu cuerpo necesita reposo — comencé a molestarlo ya que dice que en ocasiones sueno como una mamá — Por cierto, ¿cómo es que dejaste un proyecto completo para el final? No creí que fueras así.