Capítulo 7

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La mañana se había despertado cálida, hacía el tiempo perfecto para dar un largo paseo y Jisung sabía perfectamente a dónde quería ir.

Tomó un abrigo finito y tras coger unas tenazas pequeñas en la caja de herramientas de su padre se dirigió al Bosque Platino.

La hora y media de camino esta vez se le hizo más corta de lo habitual porque el paseo escondía una intención que tenía a su corazón regalando latidos al mundo de forma dispersa y alocada.

Pronto llegó a ese último y primer árbol, dónde el arco de su violín seguía luchando por sobrevivir a la tempestad, se acercó a él y con manos temblorosas utilizó las tenazas que había llevado y arrancó el oxidado clavo, lo guardó en el bolsillo junto a la herramienta y tomó el arco en sus manos.

Una exhalación se atoró en su garganta al sujetar de nuevo algo tan preciado, su mejilla se vio mojada por una lágrima salada, cuando la culpa rozó su pecho, como había tenido el valor de hacerle algo así a una pieza tan valiosa, lo había clavado a un árbol como si fuera culpable de algo, cuando el único culpable era él mismo y su rabia, apretó los puños y se hirió una vez más con el pensamiento de que él debería haber tomado el lugar del arco, seguro que pasar noches a la intemperie y en soledad le habrían enseñado un poco más sobre la vida y habría dejado de ser un niño encaprichado por todo.

Regresó a casa con un enjambre de cavilaciones y sentimientos en la cabeza y el corazón.

Pero antes de llegar al castillo hizo una parada en la taberna de Cuatro puntas.

Entró en el poco iluminado local y buscó con la mirada al zapatero con el que su hermano se pasaba los días flirteando tras una discusión fingida.

No tardó en localizarlo en una de las mesas del fondo.

—Hola Seungmin, ¿puedo sentarme?—Preguntó.

—Claro—Sonrió un poco confundido.

—Yo, quería pedirte un favor, sé que eres zapatero, pero como trabajas con la madera…Me preguntaba si podrías restaurar este arco de mi violín—Posó el objeto sobre la mesa con vergüenza.

—Madre mía, qué dañada está la madera, ni que llevara un año bajo la lluvia—Bromeó sin saber que esa era la verdad.

Jisung se limitó a sonreír ante el comentario.

—Creo que sí podría arreglarlo, la madera necesita varios tratamientos para recuperar flexibilidad y fuerza—Empezó a rodarlo entre sus manos—También necesita una cuerda nueva, y…—Levantó la mirada hacia Jisung—Esta firma que tiene en el lateral, ¿quieres conservarla?.

—Si es posible sí, me gustaría conservarla—Un embrollo de emociones le hizo doler la barriga.

—Está bien, pues en unos días lo tendré listo.

—Muchas gracias Seungmin—Le extendió la mano—Ah por cierto, te agradecería que no le dijeras a mi hermano nada de mi encargo.
—Claro, sin problema.

[...]
Se encontraba sentado en la repisa de una de las ventanas del salón cuando su madre entró en la sala con su imborrable expresión sombría.

—Hijo… He escuchado que por Tormenta Plateada empiezan a correr rumores sobre ti y tu trabajo, que no son para nada agradables… ¿Estás seguro de que no te falta el dinero? Ese trabajo que tienes… ¿De verdad te ayuda a mantenerte?.

—El trabajo que tengo me ayuda a ser feliz mamá.

—Bueno hijo, pero ya sabes como son las malas lenguas… Un trabajo que te haga feliz no es lo más importante…

—¿Ah no? ¿Y qué es lo importante entonces? ¿Guardar las apariencias? Yo no necesito más dinero del que tengo madre, y no me importa vivir en una posada en lugar de en un castillo, porque lo que hago me hace feliz, pero a ti mi felicidad nunca te ha importado.

—¿Que no me importa tu felicidad? Si hasta te dejé salir con el chico de los Sangre de acero a pesar de que a mí no me gustaba ni un pelo.
Soltó una risa irónica seguida de un bufido.

—¿Y crees que por eso ya todos tus pecados se quedan absueltos? ¿No ves que lo haces sonar como si me hicieras un favor? Bueno y en realidad eso es para tí. “Yo te hago el favor de dejarte salir con ese joven a pesar de que no me parece bien, y a cambio puedo usarlo como un chantaje en el futuro”, eso es lo que siempre haces.

—¡Minho!.

—Déjalo mamá, yo no necesito tus aprobaciones vacías para ser feliz, que es lo único que quiero en esta vida—Suspiró desganado—Mañana a primera hora Liz y yo nos iremos a la posada de Cuatro Puntas, no quiero seguir aquí.

—¿A cuatro puntas? Hay buenas posadas en Tormenta Plateada ¿Por qué os vais tan lejos?—Preguntó escandalizada.

—Si no entiendes lo evidente no te lo voy a explicar-Sentenció sin darle opción a objetar con más palabras.

[...]
Habían pasado tres días y Jisung decidió pasarse por la taberna a ver si Seungmin ya tenía su encargo listo.

Estaba a nada de entrar cuando un cartel en un poste le llamó la atención, se acercó y la garganta se le secó al ver los rostros dibujados que anunciaban una actuación teatral en la Isla Doble daga a finales de mes, de la mano del actor Lee Know y la actriz Leezie.

Llevaban nombres artísticos, pero las caras no mentían, eran las de Minho y su esposa. ¿Acaso ella también era actriz?.

Se robó el cartel y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta sin pensar muy bien en lo que hacía.
Se volteó para entrar en la taberna y encontró a Seungmin en su mesa de siempre,
se acercó a él con una bebida en su mano que no supo ni nombrar y se la ofreció.

—Parece que estos días mi hermano te está dejando tranquilo—Comentó sentándose frente a él.

—Si, y no sabes cuánto lo echo de menos…—Tan pronto las palabras salieron de sus labios su rostro se tiño de rojo amapola—No debí decir algo así—Se tapó la frente con su cabello, avergonzado.

—No te preocupes, conmigo tienes libertad para hablar de tus sentimientos por él—Sonrió con una mirada cómplice.

—Es que Christopher aghhh, el me trae por la calle de la amargura ¿sabes?, es como una piedra, por más que intentas acercarte a él, siempre tiene las palabras indicadas para alejarte de nuevo—Habló con un deje de desilusión.

—Él solo tiene miedo, porque le han dicho muchas veces que el amor duele, eres la primera persona por la que siente algo, y para él eso es nuevo, y le hace decir a veces cosas que en realidad no piensa por miedo a sonar muy cursi.

—Tienes razón, cada vez que dice algo bonito, tarda dos segundos en joderlo con una grosería… Pero aún así me gusta…

—Solo necesita un poco de tiempo, poco a poco irá abriendo su corazón, pero, también puedes acelerar el proceso acudiendo a la fiesta de este sábado acompañado de otro chico, eso lo hará reaccionar antes—Se rió con malicia.

—¿Tú crees? Tal vez lo haga—Se rió—Aquí tienes tu arco, hice lo mejor que pude.

Jisung lo tomó entre las manos, la firma de Minho estaba impecable y por primera vez no sintió pánico al sujetarlo, sino una fortaleza que no supo decir muy bien de dónde venía.

—Está perfecto Seungmin—Le extendió con disimulo el sobre con el dinero.—Muchas gracias de verdad, la siguiente ronda corre por mi cuenta.

—Está bien, pero que no sea esta bebida que parece alquitrán.

Ambos se rieron a carcajadas mientras pedían algo bebible al camarero.
Si es que eso era posible.

Tu moneda de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora