Los personajes más famosos de los cuentos de hadas, desean que sus herederos tengan los mismos finales felices que ellos. ¿Qué pasará cuando decidan tomar un rumbo diferente?
•Capítulos largos
•Historia 100% mía
•No se permiten adaptaciones🚫
•Insta...
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— ¿Entonces eres un príncipe de Everland? —preguntó el rey Eric, recibiendo un asentimiento del menor — Y por si fuera poco, el hijo de Cenicienta y el príncipe azul ¿correcto?
— Es correcto, su majestad —contestó Soobin, sabía a la perfección como debía dirigirse hacía el resto de familias reales. Era un príncipe después de todo.
— Por supuesto que te ayudaremos a regresar —aseguró la reina de cabellos rojos sentada en el trono a la par de su esposo; la mujer mostraba una ligera sonrisa amable dirigida al joven príncipe de cabellos rubios— Pero por el momento descansa, Kai se encargará de llevarte a tu dormitorio. Mandare también al médico real para que revise que estés bien.
— No es necesario, su majestad... —intentó negarse Soobin apenado por la atención, pero la mujer le interrumpió sin darle oportunidad de continuar.
— Sí que lo es —declaró la reina Ariel porfiada con su orden — No voy a enviarte con tu familia con posibilidad de que caigas enfermo. Primero nos aseguraremos de que esta bien tu salud.
— Me pondré en contacto con tu familia lo antes posible — informó el rey una vez más — Por el momento haz caso a mi mujer y descansa.
El rubio asintió sin querer rechazar la amabilidad de ambos reyes, Soobin era terco pero no desagradecido. Su vista de inmediato se encontró con el lindo joven de cabello negro que caminaba hasta él, con una amable y bonita sonrisa en el rostro. "Muy bonita" pensó Soobin.
— Sígueme —le habló Kai con un gesto de mano indicándole que saliesen del lugar, el rubio no se negó y le siguió por el castillo.
Avanzaron por los iluminados pasillos envueltos en paredes de mármol blanco con toques dorados, los ventanales mostraban las maravillosas vistas al océano donde el sol se encontraba descendiendo.
Era un hermoso palacio al borde de un acantilado, donde podías acceder con facilidad a la costa, pero Soobin no prestó atención a nada de su alrededor. Su atención se centraba únicamente en el joven a su lado, estaba hipnotizado con el rostro del joven quien poseía una belleza peculiar.
— Ya hemos llegado —habló el menor sacándole de su trance, para seguidamente empujar unas puertas permitiéndoles ver el interior del dormitorio.
Era un lugar espacioso con una gran cama en el centro, envuelta en sabanas blancas. A su lado se hallaba un ventanal con acceso a un balcón con vistas al mar, Soobin se acercó y salió al balcón dejando que la brisa marina chocase con su rostro. De inmediato los recuerdos del barco regresaron a su cabeza. El caos, los gritos, Felix... "¿Le echarían en falta en casa?" se preguntaba el rubio.
— ¿En que piensas? —preguntó Kai curioso al notar al alto ensimismado. El azabache observaba con ojos curiosos al rubio, sentado sobre la mullida cama a espera de una respuesta.
