Cuando uno comienza un atraco como este, evitas pensar estar en esta situación
Tokio, Lisboa y yo nos preparamos para salir. Nos quitamos las armas, los zapatos y cualquier cosa que pueda confundir a la policía con a alguna trampa
Nuestros compañeros preparan a los rehenes para que salgan junto a nosotras, mientras también preparan a Gandía para formar parte de nuestro próximo movimiento
Andrés se limita a darme un beso cauteloso, antes de salir a la luz del sol
Todos los policías se alarman cuando los rehenes salen por delante, con nosotras pisándoles los talones
Cuando llevas cien horas encerrada, has estado encadenada a punto de morir y has perdido a una de los tuyos, esas cien horas te parecen cien años; y salir al exterior, la mayor libertad del mundo. Da igual que te apunten miles de militares. Desarmada, descalza, con el sol en la cara y rodeada de todo ese silencio, te sientes libre
Estábamos mandado un mensaje de ilusión. Lisboa estaba ahí, con nosotras, saliendo del banco, no en la audiencia nacional ni en la cárcel como todos creían
- ¡Coronel Tamayo! ¡Bandera blanca!
Tokio saca el pedazo de tela, poniéndolo en alto
Les estábamos diciendo que si habíamos sido capaces de hacer eso, seriamos capaces de hacer cualquier cosa. Y la gente empezó a creer en los milagros
Los militares forman la misma fila que los rehenes, abriéndole paso a Tamayo
Él llega hasta nosotras, con una expresión falsa amigable
- habéis salido tres gracias para dar la cara amable del atraco
- hemos salido a cara descubierta para que todo el mundo vea que no estoy en la audiencia nacional, que no me estas interrogando en la carpe y que tampoco estoy en la cárcel - Lisboa habla, con la cabeza en alto -
- ¿Qué cojones queréis?
- Gandía está herido. Tengo que enseñarte algo...- ella intenta sacar el celular de su bolcillo, y todos los militares le apuntan de inmediato
Siento un escalofrío recorrerme la piel ante esto
- levanta la mano, que todo el mundo sabe lo que quiere decir
Tamayo hace lo que ella dice, esperando que le muestre
Lisboa le enseña aquella imagen en directo de Gandía en el suelo
- tiene metralla entre las cervicales C3, C4 y C5 _ Tokio informa - Un mal gesto y pierde la movilidad del brazo para siempre. O en los pulmones. Nervio frénico, se le llama
- necesita un neurocirujano de inmediato. Militar si quieres, que tienes unos cuantos
- si meto un medico tengo que esperar tres o cuatro horas para entrar con los militares y saben que lo voy a hacer. Por eso salen con la única carta que tienen
- ¿vas a dejar que un hombre al que has utilizado quede paralitico?
- sáquenlo. Yo lo curo
- pero yo no gano nada con eso, Tamayo
El hombre se le acerca más de la cuenta
- sí que ganas. Déjame que te lo explique. Si no lo sacas, entro ahora mismo. Si lo sacas, hasta que me cuente como os lo montáis ahí dentro, me espero una horita. Tú decides
- dame un minuto para comentarlo a mis compañeras
Lisboa les da la espalda, acercándonos
- hay que sacar a Gandía. Necesitamos esa hora...
En ese momento Lisboa fue la única que se dio cuenta de un detalle que cambiaba las reglas del juego
- no tienen al profesor
- ¿Cómo?
- ha salido a darnos un ultimátum, y no ha utilizado la carta ganadora. Si puedes hacer un jaque mate, haces una jugada y no lo utilizas...
- es que no sabes que puedes hacerlo - siento un muy pequeño alivio en mi interior
- exacto. Sierra va por libre
- me está empezando a gustar la loca esa
- preparen a Gandía - Lisboa les susurra en el teléfono
Regresamos a nuestro lugar, dándole la cara
- vamos a soltar a Gandía, pero antes necesitamos consultarlo con el profesor
- tu consulta lo que quieras consultar - Tokio y yo intercambiamos miradas, confirmándolo - tienen 4 minutos
- dalo por hecho - ellos estrechan sus manos, y comenzamos a caminar de regreso al banco, con rapidez
Nos abren la puerta, y tomamos nuestros zapatos de inmediato
La imagen que nos encontramos, nos acelera el corazón
- ¡Cerrad puerta! - Lisboa pide rápidamente, mientras Tokio y yo nos encargamos de acomodar a los rehenes lejos de ellos
Bogotá y Gandía se encontraban en una pelea cuerpo con cuerpo, llena de rencor
Por la forma en que ambos tienen sangre en la cara, deducimos que los golpes ya van avanzados
- ¡Por llamar a Palermo tuerto maricón! - Bogotá le suelta otro puñetazo, e intento intervenir
Berlín me toma por la cintura, alejándome
- ¡Deténganlos!
- ¡Por machista!...
- ¡salimos para montar todo un puto circo para darnos tiempo y ustedes aquí solo viendo cómo se dan de hostias! - le reclamo, sin poder contenerme - ¡Párenlos!
Bogotá le da más fuerte cada vez, hasta que Gandía cae de rodillas, y el utiliza la oportunidad para tomarlo de la cabeza, listo para matarlo
- ¡Bogotá! - Tokio lo toma del brazo, antes de que termine lo que está por hacer -
- mato a Nairobi
- ella no querría esto. Suéltalo, por favor
Bogotá tarda unos segundos, pero finalmente se aleja, respirando agitado
- ¿a ti también te pongo cachonda? - Gandía se atreve a decirle -
Tokio intenta alejarse, pero ella llama
- te lo perdiste...- el hace una seña disparándose en la frente y Tokio no puede controlarse más, lanzándosele encima
Ver su expresión de dolor mientras lo golpea, me demuestra lo dañados que nos sentimos todos
Bogotá la aleja, mientras Palermo da un par de disparos hacia el techo
- ¡Se acabó el receso!
- la policía no tiene al profesor - murmuro hacia Berlín - pudieron utilizarlo, pero no lo hicieron. Ellos no lo tienen...
- ¡Al suelo, terroristas! - el grito de Arturo nos toma desprevenidos, mientras comienza a disparar en todas direcciones
Nos tiramos al suelo, mientras el no solo le dispara a Denver, si no, también a un par de rehenes
Arturo, junto a una parte de sus compañeros, salen del salón, intentando perderse entre habitaciones
Mientras Tokio y Rio se encargan de ayudar a los rehenes heridos, Estocolmo y yo nos mantenemos junto a Denver, viendo su estado
- hijo de puta...- susurra, adolorido
- ¡hay orificio de salida! ¡Necesito un botiquín! - Estocolmo se encarga
Corro por el más cercano, entregándoselo
- Manila - Palermo le llama por la radio - unos rehenes se han escapado. Hirieron a Denver y a varios de los suyos. Van armados.
- recibido
El me entrega un arma, y junto a Andrés, avanzamos en su busca
Puedo escuchar como Tokio, Lisboa y Denver, aun herido, corren detras de nosotros
¿Quién me mando a ser atracadora?
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𝗗𝗲 𝗕𝗼𝘀𝘁𝗼𝗻 𝗮 𝗕𝗲𝗿𝗹𝗶́𝗻 | La Casa De Papel
FanfictionBoston, la hermana de Río, no era presisamente parecida a el Boston era una chica espontánea e inteligente. Le encantaba poner ansiosa a la gente, al igual que le encantaba burlarse de todo lo que le pareciera gracioso Cuando es reclutada para un a...