𝗗𝗲 𝗕𝗼𝘀𝘁𝗼𝗻 𝗮 𝗕𝗲𝗿𝗹𝗶́𝗻 | La Casa De Papel

𝓑 𝓐 𝓑 29

Martes, 15:32h - 101 horas de atraco

-- ¿se lo dices tu, o se lo digo yo?- Nairobi pregunta

Berlin sonrie

-- se lo digo yo

Mi hermano nos mira espectante

-- el profesor va a intentar liberar a Tokio-

Rio nos sigue mirando, sin cambiar su expresión

-- Río, alegra esa cara. Por qué podemos volver a ser una familia

La expresión de Río sigue siendo rara y solo se voltea, esperando que lo desatemos.

Lo hago, usando las tijeras

-- se van a escapar- suelta, de la nada- se van a escapar- nos mira, con miedo

-- ¿Quien?-

-- los rehenes

El sale corriendo de la habitación, y lo seguimos, sin entender mucho

Entramos a la sala de teléfonos, y el intenta hackear la puerta, para que les sea imposible abrir. Mientras cargamos nuestras pistolas

-- ya!-

Salimos corriendo, escaleras abajo

-- joder! Esos hijos de puta han debido bloquear la puerta!- Arturo maldice, teniendo a Denver acorralado

-- he sido yo- mi hermano dice, llegando frente a ellos

-- Atrás!

-- Arturo, suelta esa pistola- amenaza

-- Arturito, ya se que te gusta mucho el cine- Berlín se ríe- pero está película se te está yendo un poquito de las manos

-- ni un paso más, o le pego un tiro. Yo puede que no salga con vida de aquí, pero este idiota no vuelve a reírse en su puta vida

Berlín le apunta

-- ey, calma- intento controlarlo

Moscú y Helsiki llegan, apuntando también

-- abridme la puerta-

-- vale, vale- Moscú baja el arma y levanta sus manos- tranquilo. Vamos a hablar como personas civilizadas. Suéltale, y si quieres salir, yo te ayudo.

-- abirdme la puerta- el repite, presionando más el cuello de Denver-

Berlín y yo nos vemos a los ojos, levantando nuestras pistolas a el mismo tiempo

-- aquí no se abre ninguna puerta- aseguro

-- ¿De verdad crees que no? Mira, voy a contar hasta cinco y luego le voy a pegar un tiro. No tengo nada que perder y me importa todo una mierda ¿Estamos? Así que vosotros mismos. Cinco, cuatro, tres, dos, uno...

Mónica le da un golpe detrás de la cabeza, haciendo que caiga a el suelo

La vemos confundidos

Denver le apunta esta vez con coraje, mientras el cierra sus ojos, desmayandose

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Para que se te caiga la vida en pedazos, da igual que estés en un baño, en un atraco, o en la entrada de un penal.

Ya ven, aquella tarde se les iban a sincronizar las desgracias a tres mujeres.

Raquel comprendió de pronto que se había enamorado hasta las trancas de el mayor atracador de España