De esclava a Reina.
Un principe enamorado de ella.
Esta es la historia de Anastasia, una chica muy amable, pero cuando llega a Asgard es casada con el príncipe Loki, tiempo después descubre su verdadera historia no parara hasta recuperar todo lo q...
Anastasia se encontraba sentada en los exuberantes jardines del castillo de Asgard, donde flores de colores vibrantes decoraban el paisaje. La brisa suave acariciaba su rostro, y el sol brillaba en el cielo azul. La serenidad del entorno contrastaba con los días tumultuosos que habían pasado desde el incidente.
En ese rincón apartado de los jardines, Anastasia disfrutaba del aire fresco mientras su recuperación continuaba favorablemente. Sus ojos, que reflejaban una mezcla de gratitud y tranquilidad, se posaron en el horizonte, observando las delicadas mariposas que danzaban entre las flores.
De repente, la figura de Loki se perfiló en el camino, su presencia majestuosa destacándose contra el fondo verde. Al notar a Anastasia sentada allí, una sonrisa suave curvó sus labios, y se acercó con elegancia.
Loki: (con voz cálida) "Mi amada Anastasia, me alegra ver que te encuentras mejor con cada día que pasa."
Anastasia: (sonríe débilmente) "Gracias, Loki. Tu cuidado y el de los médicos de Asgard han hecho maravillas en mi recuperación."
Loki se sentó a su lado, sumiéndose en la tranquilidad de los jardines.
Loki: "Estos jardines siempre han sido un refugio para mí. Un lugar donde el tiempo parece desvanecerse entre las flores y las sombras de los árboles. ¿Cómo te sientes, realmente?"
Anastasia: (mirándolo con gratitud) "Me siento agradecida de estar aquí, a tu lado. Aunque he tenido sueños extraños, recuerdos que parecen susurrar desde mi infancia. Es como si algo en mí estuviera tratando de emerger."
Loki: (frunciendo ligeramente el ceño) "Recuerdos olvidados... intrigante. Pero ahora, en este momento, ¿cómo puedo hacer que te sientas más cómoda, más segura?"
Anastasia: (tomando la mano de Loki) "Solo con estar a mi lado, Loki, ya me haces sentir segura. Pero me encantaría explorar más esos recuerdos, descubrir quién soy realmente."
Loki: (acariciando suavemente su mano) "Entonces, lo haremos juntos, mi amor. No importa qué secretos o misterios guarden esos recuerdos, enfrentaremos el futuro de la mano, como siempre."
La pareja se sumió en un momento íntimo, compartiendo la tranquilidad de los jardines mientras sus corazones se entrelazaban en la promesa de un futuro compartido. El sol brillaba sobre ellos, simbolizando la renovación y la esperanza que florecían incluso en los momentos más oscuros.
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Narra Anastasia.
Cada gesto de Loki, desde su cuidadosa atención hasta sus expresiones de afecto, llenaba mi corazón de una felicidad profunda y genuina. Mis días de recuperación se volvían instantes de amor y complicidad que fortalecían el vínculo entre nosotros.
Las atenciones de Loki, tan llenas de preocupación y ternura, se traducían en pequeños momentos que iluminaban mi camino de Anastasia hacia la recuperación. Cada palabra de aliento, cada mirada de complicidad, resonaba en mi ser, creando una sensación de seguridad y aprecio.
Los cuidados meticulosos de Loki, desde asegurarse de que estuviera cómoda hasta procurar que recibiera las mejores atenciones médicas, eran pruebas tangibles de su compromiso y amor. Ahora me siento afortunada por tener a alguien que velara por mi bienestar con tanta dedicación.
Las muestras de afecto, como los suaves toques y abrazos reconfortantes, se convertían en bálsamos para mi corazón. En esos momentos, he experimentado la dicha de sentirme amada y protegida, un sentimiento que eclipsaba cualquier sombra de preocupación.
Cada día se convertía en un capítulo nuevo de complicidad y cariño compartido. La risa resonaba en la habitación, y el brillo en mis ojos de reflejaba la felicidad que emanaba de la conexión especial que compartía con Loki.
A medida que me sumerjo en la calidez de esas atenciones, me siento envuelta en un amor que iba más allá de las palabras. La presencia constante de Loki no solo me ha sanado físicamente, sino que también nutre mi alma, cultivando un gozo que florecía en el terreno fértil de mi corazón agradecido. Cada día, mi felicidad ha crecido, alimentada por el amor inquebrantable de aquel príncipe que había convertido mi recuperación en un viaje de alegría y renovación.
