De esclava a Reina.
Un principe enamorado de ella.
Esta es la historia de Anastasia, una chica muy amable, pero cuando llega a Asgard es casada con el príncipe Loki, tiempo después descubre su verdadera historia no parara hasta recuperar todo lo q...
Los días posteriores al baile vieron un cambio en el comportamiento de Loki hacia Anastasia. Una fría distancia se instaló entre ellos, y el príncipe de Asgard se volvió reservado y distante.
Loki, antes lleno de encanto y complicidad, ahora evitaba el contacto visual y las conversaciones cercanas. Su mirada, una vez cálida, se volvió gélida, revelando el eco de la supuesta desconfianza que persistía en su interior.
Anastasia, sintiendo la repentina frialdad de Loki, buscó comprender qué había cambiado. Sus intentos de acercarse eran recibidos con respuestas cortantes y silencios prolongados.
Anastasia: "Loki, ¿qué está pasando? ¿Por qué te comportas así?"
Loki, con la mirada perdida en la distancia, respondía con frialdad.
Loki: "No puedo dejar de pensar en lo que vi en el baile. Tus acciones han sembrado dudas en mi mente."
La comunicación entre ellos se volvía un campo minado, con cada palabra o gesto alimentando la brecha que se ampliaba rápidamente. La atmósfera en el castillo, una vez llena de risas y complicidad, se volvía tensa y cargada de desconfianza.
Anastasia, herida por el cambio repentino en la actitud de Loki, luchaba por encontrar una manera de restaurar la conexión que se estaba desvaneciendo. Sin embargo, la barrera emocional que Loki había erigido se volvía un obstáculo difícil de superar, sumiendo a la pareja en un silencioso conflicto que amenazaba con romper los lazos que una vez los unieron.
Ante la fría actitud de Loki, Anastasia decidió responder con la misma distancia emocional. Sus ojos, una vez llenos de calidez, adoptaron una mirada más reservada, y su sonrisa habitual se desvaneció, dando paso a una expresión más serena y distante.
Anastasia, en un intento de protegerse emocionalmente, se sumió en el silencio y evitó buscar la cercanía de Loki. Sus interacciones se volvieron más formales, con respuestas medidas y gestos que reflejaban una barrera recién erigida.
Las conversaciones se volvieron breves y superficiales, la complicidad que una vez compartieron desapareció en medio de la nueva dinámica. Cada intento de Loki por acercarse era recibido con una muralla de indiferencia por parte de Anastasia, marcando un cambio notable en la atmósfera entre ellos.
La habitación que antes resonaba con risas y complicidad se llenó ahora de un silencio incómodo. La tensión emocional entre Anastasia y Loki creaba una distancia tangible, reflejando el impacto de la frialdad que se había instalado en su relación.
En este juego de distancias emocionales, ambos luchaban por encontrar una forma de sanar las grietas que se habían formado. La escena revelaba una pareja sumida en un silencioso conflicto, cada uno intentando protegerse a sí mismo, pero sin saber realmente cómo deshacer el nudo que amenazaba con romper lo que una vez fue una conexión fuerte.
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Anastasia, envuelta en un manto de silencio, se sumergió en una búsqueda solitaria de respuestas sobre su pasado, sus padres y su familia. La frustración la acompañaba mientras se enfrentaba a la incertidumbre de no saber por dónde empezar.
En las noches solitarias, se sumergía en antiguos documentos y pergaminos, tratando de desentrañar los misterios que rodeaban su origen. Mapas polvorientos y relatos olvidados se convertían en sus compañeros de búsqueda, mientras ella intentaba conectar los puntos de su pasado perdido.
Anastasia guardaba celosamente su investigación, ocultando las preguntas que la atormentaban de día y de noche. La necesidad de comprender sus raíces la impulsaba, pero el proceso se volvía cada vez más complejo y solitario.
La frustración se reflejaba en sus ojos mientras las pistas parecían esfumarse como sombras en la penumbra del pasado. Sin embargo, persistía en su empeño, decidida a desentrañar los secretos que habían estado ocultos durante tanto tiempo.
En medio de sus pesquisas, Anastasia lidiaba con la carga emocional de su búsqueda solitaria. El castillo, que antes resonaba con risas y complicidad, ahora guardaba el eco de sus susurros de inquietud mientras perseguía la verdad que había estado escurriéndose entre las grietas del tiempo y el olvido.
