capitulo 9

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La princesa amaba la capital, bueno más bien le encantaba el castillo, grandes jardines, clima cómodo, comida deliciosa, podría quedarse ahí para siempre...

Sir.cole: princesa es usted?

Amiel: Sir. Cole como está usted?

Cole: estoy bien princesa, daba mi rondín, pero cuénteme como está usted o cuando llegó aquí al castillo?

Amiel: llevo apenas una noche aquí, llegué ayer por la tarde, ya extrañaba este lugar para serle honesta

Sir. Cole: me da gusto verla de nuevo princesa.

Aquella conversación tan amena fue interrumpida, sir Cole podría jurar que Aemond aventaba fuego por los ojos

Aemond: que hace aquí Cole, debería estar haciendo su rondín si no me equivoco

Sir Cole: una disculpa mi príncipe, quedé un poco entretenido con la princesa

Aemond: un poco?, Yo diría bastante, vaya y haga su trabajo

Amiel: príncipe no lo regañe yo fui la que le he quitado el tiempo a sir Cole

Aemond: está bien mi princesa, por cierto su madre la estaba buscando, debería ir puede que sea algo importante

Amiel: gracias mi príncipe, iré de inmediato, si me disculpan con su permiso.

Sir Cole: yo también me retiro príncipe, con su permiso

Aemond: espera un momento

Sir Cole: dígame príncipe

Aemond: solo lo diré una vez, no te quiero cerca de la princesa o yo mismo te arrancaré los ojos, entendiste?

Aemond: solo lo diré una vez, no te quiero cerca de la princesa o yo mismo te arrancaré los ojos, entendiste?

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Sir Cole: entendido príncipe

Cole podría jurar que Aemond le iba arrancar los ojos en ese momento, sabía que debía hacer lo que él le pedía, no era raro, todos sabían que Aemond estaba enamorado de aquella princesa, pero también sabían que el mataría a quien sea que trate de cortejar a amiel.

Los días pasaban, amiel disfrutaba cada día que pasaba en ese lugar, le gustaba ir al pueblo de compras, visitar los ríos, los campos, todo era hermoso, pero no todo era bueno, en todas sus salidas notaba que la seguían y bueno ella sabía quién, Aemond siempre iba con una capa gris, la seguía de muy cerca, era como su sombra y cabe recalcar que Aemond era tan blanco, cómo una perla, cómo un albino, así que no había duda era el.
Ella sentía algo extraño, por qué la seguirá?, Por qué cada que un hombre se acercaba su mirada cambiaba?, Parecía un depredador...un depredador muy atractivo pensó..

Conversación de unos guardias del pueblo:

-Diablos mira a esa chica, que grandes tetas

𝖀𝖓 𝕯𝖗𝖆𝖌ó𝖓 𝕰𝖓𝖆𝖒𝖔𝖗𝖆𝖉𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora