La vida en la realeza podría ser algo bueno para cualquier mortal, aunque el príncipe Aemond no pensaba lo mismo, nacido en una de las familias más poderosas de todos los tiempos, no todo era bueno, siendo un segundo hijo jamás se sentaría en el tro...
El joven principe después de la charla con su mamá se fue a su habitación, estaba tan frustrado ya que pensaba de que podía hablar con aquella princesa, lo único que sabía era que el emblema de su casa eran flores, pero el no sabía nada de las malditas flores y eso lo puso de un humor más insoportable y como era de costumbre sus pensamientos fueron interumpidos por su sirvienta.
-mi príncipe la reina está pidiendo su presencia en el comedor.
-en un momento voy.... Espera antes de que te vayas, las visitas ya llegaron?
-no mi príncipe apenas están entrando al castillo, la reina quiere que esté ahí cuando lleguen.
-entiendo en un momento estoy ahí.
Momentos más tarde.....
La reina: -hijo mío acomodarte rápido alado de tus hermanos no tardan en entrar.
Los otros dos príncipes ya estaban ahí, con una cara de estar en contra de su voluntad y la verdad no era mentira.
Las grandes puertas del comedor se abrieron por los guardias de nuestra fortaleza dejando ver a una mujer rubia
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de la misma edad de mi madre, ojos azules y una sonrisa enorme dejando ver la bondad y dulzura en ella.-los pensamientos de Aemond se nublaron cuando vio aquella princesa, era 5 años mayor que el pero si cuerpo estaba desarollado como una adulta
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que no pudo evitar ver sus pechos
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que al momento de entrar en razón se puso nervioso que parecía un tomate maduro-.
-hijo, Aemond, hijo mío me estás escuchando
-lo siento madre lo estoy
-charlot: Alicent tus hijos son una belleza, demasiado encantadores, espero se puedan llevar bien con mi hija amiel.
-Alicent: claro que sí querida por eso estaba pensando en comer en el gran jardín es un hermoso día, así nosotros platicamos y ellos pueden caminar entre el.
Después de que las dos se pusieran de acuerdo se fueron al gran jardín, todos menos aegon aquel príncipe era bastante desinteresado y prefiere pasar su tiempo a su modo y su hermana bueno ella prefiere la compañía de algunos insectos.
-aemond: mucho gusto amiel espero nos podamos llevar bien
-amiel: yo espero lo mismo mi príncipe—esa frase puso tenso al joven—ya que estaremos un tiempo aquí deseo conocer y gozar de una buena compañía—dijo la joven con una sonrisa angelical a los ojos del principe.
Después de un gran desayuno agradable he intercambio de miradas y sonrisas de la princesa hacia aemond, las invitadas decidieron ir a descansar un rato por un largo viaje, las mujeres se despidieron y la princesa se acercó a aemond le dió un beso en su mejilla, el principe no pudo reaccionar pero su color rojo se hizo presente, y lo que sabía la princesa era que le gustaba poner nervioso al príncipe aemond.....