Día 5

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La llamada de Stefan para desayunar despertó a Elena por la mañana, quien estaba feliz por no haber tenido pesadillas. La chica miró hacia el otro lado de la cama y comprobó que, tal y como había ocurrido el día anterior, Damon se había levantado temprano y se había ido antes de que despertase. Por alguna extraña razón, eso le hizo sentir mal a la joven.

Elena quiso preguntarle al joven Salvatore por Damon, pero este, nada más servirle la bandeja con el desayuno, se tumbó en el sofá a ver un partido de béisbol sin prestarle ni la más mínima atención a la chica. Stefan no parecía de buen humor y Elena no se atrevió a preguntarle dónde estaba su hermano. Además, tampoco sabía si era buena idea hacerlo, ya que en teoría esa información no debería importarle.

Por su parte, Damon se había pasado toda la mañana en la planta de arriba de la casa hablando por teléfono con su contacto cercano a la familia Gilbert. El chico estaba preparando una vía de escape por si el tema del secuestro no les salía bien y tenían que huir de la policía. Estaba tan centrado en su labor que ni siquiera bajó a desayunar con Elena y su hermano.

A la joven se le hizo eterna la mañana, pero al fin ocurrió lo que llevaba horas esperando: que Damon bajase al sótano a reunirse con ella.

El chico, encapuchado como siempre, llevaba en las manos una bandeja con comida. Stefan, nada más verle, se apresuró a subir a la casa sin mediar palabra alguna con su hermano. Parecía que tenía mucha prisa por largarse de allí.

-¿Cómo has dormido, princesa? –le preguntó Damon a la chica dejando la bandeja con el almuerzo en la mesa frente a ella.

La respuesta de Elena se quedó en el aire cuando este se levantó le pasamontañas hasta la altura de la nariz para poder darle un beso en los labios a modo de saludo. La chica se sintió aliviada con ese beso, ya que después de haber pasado toda la mañana sin aparecer, ella empezaba a creer que Damon se había arrepentido de los momentos de intimidad que compartieron la noche anterior.

Sonriente, Elena le acarició la mejilla y le devolvió el beso con gusto. A la joven le hubiese encantado alargar el momento, pero él rompió el beso demasiado pronto para el gusta de ella.

-Es hora de comer, babe –le susurró Damon al separarse-. Se va a enfriar la comida.

-No importa... –respondió ella, volviendo a robarle un beso.

El chico rió contra sus labios, para luego corresponder su beso, deteniéndose solo cuando a Elena le rugió el estómago del hambre que tenía.

Damon le dio un beso en la frente antes de romper por completo el contacto físico con ella y tomó asiento frente a esta.

-A comer –insistió el chico, acercándole más el plato de espaguetis que había cocinado él mismo.

A Elena no le quedó otra que ceder, ya que realmente tenía mucha hambre y adoraba cada plato que cocinaba el chico.

-¿Stefan no va a almorzar con nosotros? -se extrañó la joven al ver que Damon solo trajo comida para dos personas.

-Se va a su pub favorito a colocarse y prefiero no saber a qué más -dijo él con tono de decepción-. Dudo que vuelva hasta bien avanzada la madrugada.

-¿Así que estamos solos para el resto del día? -quiso saber ella, sin poder ocultar su entusiasmo.

-Eso parece, sí.

D&E

Después del almuerzo, ambos se tumbaron en el sofá, quedando Damon abrazándola desde atrás y esta recostando la cabeza en el pecho de él. Tras haberle hecho prometer a Elena que no haría trampas ni se giraría para verle la cara, el chico se quitó el pasamontañas. Ella aceptó a regañadientes, puesto que, a pesar de que deseaba verle el rostro, prefería pasar un buen rato con él y que ambos estuviesen a gusto, algo que sería más difícil si Damon llevaba puesto ese pasamontañas tan incómodo.

El rapto (Fanfic TVD - Delena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora