Día 6. Parte 1

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Nada más salir el sol a la mañana siguiente, Damon dejó sola a una Elena durmiente en la cama y se fue directo a despertar a su hermano, quien estaba tirado en el sofá.

-Steff, levanta –llamó al chico mientras le zarandeaba el brazo-. Tienes que bajarle el desayuno a Elena.

-Ve tú... -gruñó él, recolocándose el cojín para volverse a dormir.

-Quedamos en que tú la vigilabas por las mañanas y yo por las tardes.

-Estoy cansado, Damon.

-Pues te jodes, no haber vuelto tan tarde.

Stefan, aún protestando, se puso en pie y a paso lento y soñoliento se dirigió hacia la cocina.

-Voy a darme una ducha –anunció su hermano-. No quemes la casa mientras tanto.

La casa donde estaban pertenecía a un matrimonio con un hijo pequeño, los cuales se encontraban fuera del país disfrutando de las vacaciones. Los Salvatore pensaron que era buena idea llevar allí a la chica, puesto que la casa estaba en medio del bosque alejada de vecinos curiosos y estaba bien equipada como para cubrir todas sus necesidades. Lo único que tuvieron que hacer fue habilitar el sótano para retener allí a la chica Gilbert. Aunque en realidad a penas tuvieron que hacer cambios, tan solo mover la cama de la habitación de invitados hacia allí y poco más.

Los hermanos se pelearon por ver quién se quedaba con el cuarto del niño –con una cama muy estrecha- y quién con el de los padres –con una cama de matrimonio-. El mayor de los Salvatore, con la excusa de ser el más grande, se adueñó de la habitación del matrimonio.

Y ahí es donde estaba Damon, disfrutando de una relajante ducha en el baño que había dentro de la habitación, cuando unos gritos provenientes del sótano le sobresaltaron. Rápidamente, salió del baño y se vistió para salir corriendo a ver qué era lo que ocurría.

Mientras llegaba a ellos, Damon oyó a su hermano discutiendo a voces con Elena. Por lo que pudo entender, Stefan estaba muy cabreado porque la chica había dejado caer al suelo el plato de comida que este le había llevado para el desayuno. El joven estaba apunto de pegarle un tortazo a la chica cuando Damon entró en escena:

-Ni se te ocurra levantarle la mano, Stefan -le advirtió él, apareciendo como un ángel salvador para la chica.

-¡Ha tirado el desayuno al suelo! -se justificó este.

-Seguro que no ha sido queriendo.

En ese momento, Damon se dio cuenta de que algo no estaba bien.

-¿Dónde coño está tu pasamontañas, Stefan? -le riñó a su hermano por ser tan imprudente.

-Tengo una resaca del quince, ¿vale? No me he acordado de ponerme esa mierda.

-Joder, eres de lo más inútil -se quejó el chico, quitándose su propio pasamontañas.

Elena se quedó embobada al verle. Sospechaba que sería guapo, pero jamás pensó que lo sería tanto. Damon parecía salido de una revista de moda. Su piel algo pálida prometía ser muy suave y cálida, algo que Elena ya había tenido la suerte de comprobar. Su cabello mojado y ligeramente desordenado y su barba de tres días le daban un toque de joven rebelde que le hacía irresistible. En realidad, todo él era irresistible... En cambio, su hermano Stefan no era tan atractivo como el chico. Stefan tenía unos bonitos ojos verdes -para nada comparables con los hermosos ojos oceánicos de Damon- y un rostro de chico joven que seguramente habría sido bonito en el pasado, pero que por culpa de las drogas se había quedado muy consumido y se le marcaban mucho los huesos.

-¿Pero qué haces? -le devolvió la reprimenda Stefan a su hermano.

-No pienso dejarte en esto solo. Si nos cogen, que sea a los dos.

El rapto (Fanfic TVD - Delena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora