Las risas eran suaves susurros en aquella habitación. Tus manos en su espalda y sus besos en tu mentón eran la dulzura que necesitabas cuando el día se volvía amargo. Mordías tu labio inferior intentando no emitir ningún sonido mientras el cuerpo se movía con suavidad al ritmo de las embestidas silenciosas que te proporcionaba tu pareja.
Jadeó, levantando su cuerpo y apoyando los brazos a cada costado de tu cuerpo. Necesitaba tus besos. La anticipación a su orgasmo lo ponía hambriento de tus labios. Apenas conectan sus bocas tu interior se libera, haciendo que un largo suspiro irrumpiera el beso unos segundos.
Tus manos le acariciaban tan bien que sabía que estaba al borde de nada. Se le escapó un gemido bajo que lo hizo temblar, aceleró sus embestidas esperando no hacer la cama sonar pero si deseaba llegar a aquel punto de extasis profundo que lo dejaría con un buen humor el resto del día.
[...]
-Buenos días-. El joven había despertado, tenía el cabello mal amarrado y una pijama azul de gran tamaño. Se había asomado a la cocina a preparse algo de comer, encontrándose con Severus.
-Buenos días, ahí está tu desayuno-. Dejó un plato de frente a Neville.
-Gracias- Tomó el plato y lo llevó a la mesa, regresando luego a la cocina para buscar jugo, uno que Severus ya tenía a la mano para dárselo.
-Gracias- Ríe al repetir sus palabras.-Eres predecible, niño-
-Deja al niño en paz-. La dulce mujer, a la que podía llamar su prometida, bajó las escaleras después de una noche de sueño reparador y un mañanero romántico con él.
El pelinegro sonríe ligeramente, deleitado con la figura natural de su mujer. Aquel camisón se le veía adorable junto a sus ojos pegados y el cabello suelto, sin ningún signo de un cepillo. Cuando puso sus pies junto a Neville lo miró unos segundos, probablemente intentando enfocar la vista.
-¡Neville!- Lo abrazó, apretujándolo con fuerza y casi levantandolo en el aire.
-Si, eh, ya llevo dos semanas aquí titi-.
-Le toma un rato recordar las cosas al levantarse-.
-Ya lo noté...- Recibió los besos de su madrina riendo después de pocos segundos.
-Ya, ya- Suplicó, siendo soltado cuando Severus sostuvo un pedazo de tu camisón para apartarte.-Deja en paz el niño, mi vida-
-Ya voy...- Te quejas con suavidad y pasas los brazos a Severus para dejarle la cabeza en el pecho. Recibes un beso en tu coronilla y una caricia dulce en la espalda.
Neville aprovechó tu distracción para sentarse en la mesa y desayunar. Levantó la mirada en su dirección, todas las mañanas era diferente, pero siempre hacían lo mismo. Se abrazaban, se daban un beso y entonces continuaban su día. Podían estar enojados, y aún así ese corto beso y abrazo de la mañana debía estar. Los admiraba, lo hacían pensar en el amor que los adolecentes suponían buscar.
-¿Cómo dormiste?-
-¿Cómo crees?- Ríes bajo recordando la mañana. Una sonrisa se abrió solo para tí, dando otro beso en tu frente.
-Ve a comer-. Te ordenó, dándote un plato lleno de comida para que tus energías se completaran.
Luego de aquel desayuno decidieron salir a un centro comercial muggle. Pronto sería navidad, y un regalo que aguardaba además de los suyos propios era el de Harry Potter. Severus había tenido una buena idea, pero no pondría su nombre en el regalo. No quería ser el bueno, y no quería una relación cercana con Potter; por su seguridad. Es más, ni siquiera la idea de ser tan cercano a Neville le gustaba, pero en tu casa no habían peligros. Tu ubicación era prácticamente secreta, casi imposible de encontrar pues... prácticamente estaba al otro lado del mundo. Ni siquiera Severus sabía del todo a donde apuntar en el mapa si le indicaban que lo hicieran. Y aunque conocieran la el país nadie sabría en cuál lugar del país. Así te gustaba, ser bruja era super beneficioso para viajar y aún seguir trabajando.
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Corazón de roca (Severus X Tn)
Aléatoire-Ella está malditamente loca -¿Y porqué sonríes?-