La mañana era tan linda..., tan dulce. El olor a panqueques inundaba el segundo piso de la casa, Severus cocinaba. Aunque no se consideraba el mejor cocinar le era un placer, sobretodo cuando era para tí.
-Buenos días- El sentir tus brazos rodeándolo le gustaba. Sentir tu rostro contra la espalda le hacía soltar un suspiro pesado que tenía guardado. Sabía que seguías triste, pero también entendía que estabas mejor: eso lo ponía feliz.
-Buenos días- Responde con voz baja y ronca, al no haber hablado con nadie desde que despertó no se ha deshecho de la ronquera mañanera.
-Hola- Murmuras de nuevo suspirando aquel perfume natural de Severus. Las ojeras se te notaban y tenías los ojos pegados. Ni siquiera las lagañas te habías sacado.
-Vete a lavarte la boca, y lávate esa cara- Ordena Severus con voz suave, asientes soltando otro suspiro pesado.
-Ok...- Te apartas con lentitud del abrazo y caminas al piso de arriba para arreglarte. Severus ya se había bañado y vestido, cuando estaba en casa su vestimenta incluso parecía rara. Llevaba una camiseta blanca y unos joggers grises, se veía guapo, aún más con el cabello recogido y algunos mechones cayendo por su frente y rostro. Sus pies estaban descalzos como su corazón en estos momentos, un corazón que dejaba de ser de roca a cada segundo que pasaba contigo.
-Volví-
Ya el desayuno estaba listo cuando volviste de una buena ducha. La mesa está puesta para tres personas, obviamente estaban esperando a Neville que debería haber llegado hoy.
Hablaron un buen rato, sobre como se sentían con toda la situación. Si no fuera por Albus hubieras renunciado a ser aurora para continuar en Hogwarts y entendías por qué. Tú eras la única conexión infiltrada que estaba más de parte de Hogwarts que del ministerio. También te echaste la culpa por no poder evitar que aquel hombre, Barty Crouch Jr, se introduciera en Hogwarts.
-Nada de eso es tu culpa- Te reafirmó Severus levantando tu rostro suavemente.
-La posión múltiples es muy poderosa como para darnos cuenta--Es que, sabía que había algo mal en Moody, pero me dejé llevar porque bueno, Moody está loco- Severus suelta una risa baja y te acerca a él, poniendo tus piernas sobre sus muslos.
-Lo sé- Apretó uno de tus pies, ya había terminado de comer así que poco le importó tocarlos.
-¿Cómo es que estás tan bien?-
-No estoy bien, solo estoy acostumbrado a la tragedia- Bajó el tono de su voz, te compadeces y bajas los pies de sus muslos para levantarte y acunarlo en tu pecho.
-Lo sé..., lo siento mucho si tampoco soy el mejor consuelo- Le das un beso en su frente.
-Tú eres el mejor consuelo- Te hala del brazo sentándote sobre él, de lado. Ríes recibiendo sus besos suaves y suspirando pesadamente.
-Te amo- Una vez susurrado, la puerta principal soltó un chasquido que anuncia la llegada del invitado. La mujer sonríe ampliamente y se baja de la falda de Severus para bajar las escaleras rápidamente.
Él suelta una risa al verte bajar con tal emoción. Se tomó su tiempo para recoger los platos usados y recalentar el desayuno de Neville con un hechizo. Cuando vió las maletas del chico flotar hacia el tercer piso entendió que ya estaban subiendo. Se sintió humillado por unos segundos, pero soltó un suspiro e hizo las pases con que un estudiante lo viera en joggers, camisa blanca y el cabello levantado. Hablando de eso, ¡su tatuaje!
-Mierda- Mira a todos lados y se mete al baño donde debían de haber bandas. Encontró unas negras y se las colocó en aquel brazo izquierdo. Odiaba ver ese tatuaje, pero a veces se le olvidaba que estaba allí.