El traidor

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Eras feliz, meramente feliz. Los días eran iguales, pero parecía que aquel anillo lo cambiaba todo.

-Ven aquí- Jaloneas al que ahora era tu comprometido y lo acercas a tí. Tu sonrisa le alegraba el día y aquella mirada coqueta le enloquecía. Puso una mano en tu mejilla la cual tenía parte de aquellas cicatrices hechas por un zarpaso.

-Eres...- Te besa lentamente.
-Tan hermosa...- Ambos ríen entre aquel beso. Todos sabían que se iban a casar, bueno, todos menos cualquier persona del exterior de Hogwarts.

-Tan bello...- Ella le miraba ahora con ilusiones, aquella mirada brillante le estrujaba el corazón de buena manera. No se arrepentía de haber hecho lo que pudo haber sido lo más vergonzoso del mundo con tal de pedirte matrimonio. No sé arrepentía de nada.

-Tenemos que...- Un beso lo calla.
-Ir a trabajar- Sus labios estaban muy cerca de los tuyos. No lo querías soltar, estabas tan enamorada...

-No quiero ir a la escuela...- Te quejas haciendo un puchero.

-Eres la maestra T/N- Ambos ríen uniendo sus labios en un último beso.

-Está bien, ya voy-

Ambos tuvieron que entrar en sus papeles de maestros. Daban sus clases con regularidad, pero admitías que las miradas de los estudiantes hacia ustedes eran más intensas. Intentaban no acercarse mucho, aún estaban trabajando y debían ser profesionales.

-¿Podemos ver su anillo?- Aquello te tomó por sorpresa. Varias chicas de Griffindor y Slytherin parecían interesadas en la joya.

-Eh...¿Terminaron su investigación?-

-Si- Respondieron al unísono.

-¿Snape se los corrigió?-

-Si- Arrastraron la palabra.

-Bueno- La mujer ríe y levanta la mano derecha con delicadeza. Aquel anillo de plata pareciera brillar en los ojos de las chicas. Todas empezaron a hablar a la misma vez. Sus cuchicheos estaban llenos de impresión.

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-Te amo...- En su hora libre Severus aprovechó para ir a vuestro despacho. Mientras él corregía libretas tu le dabas mimos y caricias. Amaba eso, le hacía sentir que el trabajo pasaba rápido y de manera cómoda. De hecho, terminaba mil veces más rápido que antes. Hoy estabas sentada en su pierna izquierda, le abrazabas del cuello y le acariciabas el cabello. Susurrar dulces te amo hacían que el mayor suspirara en delirios de grandeza. Sentía que era la única persona en el mundo que se merecía esas palabras, que se las había ganado. Al terminar de corregir te abrazó acercándote a él. Ahora parecías una niña acunada en él.

-Eres lo mejor que me ha pasado.- Eran los mejores días de tu vida. Tan llenos de amor, tan llenos de pasión.

Pasión que se colaba en tus pantalones y se insertaba con disimulo entre besos. Le apretas el brazo, dueño de aquella mano traviesa, pero no para detenerlo.

-¿Ves que sí te gusta?- La sonrisa traviesa de Severus era lo que hacía tu mente volar. Suspiraste y ocultaste el rostro en su cuello, rozando la nariz con la curva de este.

-Sí...-

En definitiva, los mejores días de tu vida. Perfecto, todo era perfecto.

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-¡Cedric me pidió que trajera su cuerpo! ¡No podía abandonarlo!- Lloraba el pobre niño que sobrevivió.

El mundo se les vino abajo. El cristal de sus ilusiones estaba hecho añicos. Corriste, corriste hacia el niño junto con tu comprometido. Ambos se arrodillaron junto a Dumbledore y Alastor. La situación era sorda a tus oídos. Un niño, un pobre adolescente había muerto.

-¡Es mi hijo!- Gritó desgarrado el padre.
-Es mi muchacho...- Se arrodilló junto al cadáver ahogado en lágrimas.

Levantaste la mirada a Snape, quién por primera vez, se veía preocupado enfrente a tanta gente. Se quitó la capa y cubrió al menor con la misma.

-Tranquilo...- Moody apartaba al joven asustado y tristón.
-No debes estar aquí ahora...-

Moore estaba en blanco, había presenciado muchas muertes, pero esto...

-Harry dijo que ha vuelto...- Susurró Dumbledore a tu oreja, levantándote por un brazo con sumo cuidado.

-Y...yo...¿Q...qué?...- Estabas perpleja, sin sentido del tiempo ni del momento. Ver a un padre llorar, a un hijo muerto, a una trulla de inocentes asustados, al ministro intentando cubrir todo. Tu mente estaba hecha un lío.
-Harry...¿¡Dónde está Harry!?- Miraste alrededor empezando a gritar donde estaba. Severus le dió el cuerpo a Hagrid para que lo llevara con mayor facilidad. Te miró con preocupación.

-¿Qué pasa?-

-La posión multijugos- Te acercaste a Snape y le pusiste ambas manos en el pecho.
-¿¡Quién se llevó a Harry!?-

-Fué Alastor eh...- Ambos ojos se abrieron como platos.

-¡Dumbledore!- El anciano entendió. Todos salieron corriendo a la misma dirección.

Quien se había llevado a Harry era el traidor.

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-¡Expeliarmus!- Exclama Dumbledore una vez llegan a la puerta del despacho de Alastor.

-¡Harry!- La mujer corrió primero a por el niño quién se le tiró encima.

-T/N- Dijo mientras seguía temblando en terror. El pecho de la maestra fué su soporte. La abrazó con fuerza. Con mucha fuerza. Temblaba como una pequeña cabra asustada.

-¿Eres Alastor Moody?- Pregunta Albus una vez Snape vierte la posión de la verdad en la boca del impostor.

-N...no- Farfulla.

-¿Está en esta habitación?-

Los ojos del supuesto Moody se dirigen a donde Harry y tú estaban posicionados.

-El baúl- Apartas a Harry aún entre tus brazos. Una vez el baúl se abre te asomas con preocupación.

-¡Alastor!- Sonríes ligeramente, finalmente reconocías al Alastor de siempre.

-Hola Moore...- Se expresó cansado.

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-¡Me recibirán igual que a un héroe!-

-Tal vez...Pero yo no tengo tiempo para héroes-

Una vez la charla entre Albus y Barty Crouch Junior termina. Severus le coloca la varita en la mejilla al traidor.

-Obliviate- Susurra.

No permitiría que dijera a alguien sobre tí.

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Sé que no es largo, pero de que hay suspenso hay suspenso. :D

Mwah.
No me odien.

¡Las amo!

Corazón de roca (Severus X Tn) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora