Finalmente, después de dos largas semanas sin verte, con el invierno presente, pudo tener lo que más quería en el mundo.
-Llegué-
-¡Sev!- Tus brazos le rodean el cuello para recibirlo con felicidad. Estas últimas dos semanas habían sido un martirio sin él, pero habías logrado algunas cosas como encontrar nuevo trabajo en una compañía de investigación a criaturas fantásticas. No era como el trabajo en El Ministerio, pero pagaban muy bien.
-¿Buenas noticias?-
-Conseguí trabajo-. Sonríes mirando a tu prometido y rozando tu nariz con la suya.
-Cuidado, mora- Susurra, agarrando tus piernas para poderte subir sobre él con un quejido suave. Suspiras y le proporcionas besos en su mejilla.
-Te extrañé, murciélago- Su mirada de amor a penas le cabía en el rostro. Suspiró ante tus besos y te llevó a la habitación.
-¿Todavía no hay bebé?- Cuestiona con suavidad.
-Todavía no- Le das otro beso antes de que te recueste, esta vez en sus labios.
-A los veinticuatro ya hubiera quedado preñá, carajo- Te quejas, viéndolo apartarse de tí para quitarse las ropas extras del frío.-No lo dudo- Suspira.
-Deberé hacerte la posión de fertilidad después de todo...- Se miró al espejo, quitándose la ropa que le quedaba hasta quedar en boxers. Agarra una goma para el cabello y lo amarra en un moño suelto para dormir.-Sabes que eso no siempre funciona-.
-Pero es mejor intentarlo-. Se metió en las sábanas y te abrazó, acomodándo su fría nariz entre tus senos para dormir cómodo al abrazarte.
¡Profesor Snape, Albus Dumbledore exige su presencia inmediata en Hogwarts!
-¡Maldita sea!- Gritó a la carta que había entrado por la ventana. Se levantó de mala gana y a toda prisa, poniéndose toda la ropa que se había quitado para poder ir contigo.
-Seve--
-Tengo que irme, mora. Volveré lo más rápido que pueda lo prometo-. Se volvió hacia tí mientras se ponía la capa y recibió un beso corto y un puchero de tu parte.
-No me mires así, muñeca-.-Ya vete- Farfullas, dándole la espalda y enrollando tu cuerpo enojado entre las sábanas.
-Mal...dita sea- Se quejó, saliendo de la habitación para agarrar su varita y marcharse. Corriendo desde las afueras del castillo para llegar a la oficina de Dumbledore. Maldita sea Umbridge y su regla de no-transbordación.
Quién sea que le había quitado su descanso perfecto las pagaría.
Y ahí estaba, Harry Potter. Snape hizo oídos sordos a casi todas las instrucciones dadas por Dumbledore, entendiendo solo que tenía que entrenarlo en el aspecto de la oclumancia.
-Maldita sea...- Murmuró toda la noche, recordando que justo ahora podría estar dormido con el rostro en tus espectaculares senos.
.
.
.
¿Acaso la navidad nunca acababa?
Contigo el año se sentía lento y rápido a la misma vez. Pero eso sí, sentía que siempre era navidad contigo. Gracias a Dios, estas navidades fueron a solas, dignas de una pareja que se extrañaba en el ámbito privado. Esos días estaban llenos de amor y privacidad.
Recostarse en el sofá, semidesnudos, sin preocupación de quién entraba o los escuchaba, era un deleite. Sus manos acariciaban tu cuerpo sin necesidad de explicar porqué, y sin necesidad de ser sexual.
ESTÁS LEYENDO
Corazón de roca (Severus X Tn)
Rastgele-Ella está malditamente loca -¿Y porqué sonríes?-