Día 37: ¿El final para Kim Seungmin?

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Seungmin soltó un suave gruñido y con su puño golpeó la madera del escritorio de color caoba, tiró los papeles que tenía en la mano sobre este y se refregó los ojos. Hacía días que no podía concentrarse como siempre, sentía que había perdido la forma tan placentera y fácil que tenía de trabajar. Sus oscuros ojos acompañados de molestas ojeras miraron hacia la puerta de la oficina en donde su asistente lo miraba con miedo y confusión, golpeando el vidrio y dando unos pasos cuando el abogado le hizo una seña, el muchacho ingresó al ostentoso lugar.

Kyu quiso dar una vuelta sobre sus propios pies porque el lugar lo ameritaba para observarlo, apenas entrabas del lado derecho al fondo se encontraba una biblioteca con cientos de libros y archivos de casos que Seungmin había ganado con los años también habían algunos de los cuales había participado, pero no había sido el abogado principal. La larga mesa de cara madera y sillas de igual material le incitaban a pasar una de sus manos por la superficie para comprobar que se encontraba molestamente limpia y más allá, del lado izquierdo y al fondo estaba el escritorio del abogado y un gran ventanal con una hermosa vista, acompañando el lugar tenía algunas plantas de decoración y una pequeña biblioteca con libros que habían sido más que nada regalos y otros que había utilizado en su carrera universitaria.

— ¿Qué quieres?—Preguntó con ese tono molesto que utilizaba cada vez que había algo que lo tenía de mal humor. El secretario lo observó y se apresuró a acercarse a su escritorio.

—Hay un señor que está preguntando por usted en recepción, ¿qué le digo? Dijo que es urgente hablar con usted.

— ¿Te dio su nombre?—El muchacho negó, pero estiró una tarjeta de presentación para que pudiera ver quién era la persona que preguntaba por él.

Seungmin tragó saliva duramente y sintió como comenzaba a transpirar en frío, los escalofríos escalando por su columna vertebral y el frío agarrotándole los músculos calando hasta sus huesos. Su voz tembló un momento cuando le pidió al muchacho que hiciera pasar al hombre. Sus manos temblaron y trató de ocultarlo tomando algunos papeles que tenía esparcidos por todo el escritorio. Escuchó el retumbar de los zapatos de vestir golpear contra la cerámica, aturdiendo sus oídos y provocándole un intenso dolor de cabeza.

—Seungmin—La voz ronca le hizo levantar la mirada y cuando vio esa sonrisa de suficiencia quiso correr de ahí, pero sus piernas no le permitieron ni siquiera moverse un solo centímetro. Quería correr lejos, muy lejos, de esa oficina, de ese edificio y sobre todo quería escapar lejos del tipo que lo miraba fijamente esperando a que dijera algo—, ¿has conseguido algo?—Preguntó. Llevaba una gabardina larga puesta sobre los hombros mientras que con pasos cautelosos se acercaba hasta donde él estaba.

Teniéndolo así de cerca, recordaba el por qué se había enamorado de él y el cómo había caído ante todas las mentiras que le había susurrado con dulzura y amor al oído. Él era guapo, incluso en sus cincuenta, tenía un carisma que enganchaba a más de uno y Seungmin ahora sabía que eso era tan malditamente falso. Este hombre, que él creía muerto, era un perfecto actor, pero más que eso era un psicópata, un buen manipulador, alguien que podía meterse tan debajo de tu piel, tan dentro de tu mente que no te dabas cuenta cuándo te destrozaba. Era como un parásito metiéndose en tu organismo mientras te devoraba lentamente.

Soltó un bajo quejido cuando la mano del hombre se cerró en su cuello, cernido sobre él y mirándolo fijamente a los ojos. Era perspicaz, su mirada oscura y cansada, haciéndole saber que él sabía muchas más cosas que Seungmin mismo. Tenía una de las comisuras de sus labios, bordeados de imperceptibles arrugas, levantada mientras su agarre se intensificaba un poco más. Siempre había tenido la manía de hacerle saber a los demás que él sabía más, que él era más, que siempre iba a sobrepasar a cualquier que estuviera debajo de sus pies porque él era un rey y todo el mundo debía de respetarlo. Seungmin se preguntó cuánto podía discernir de la personalidad casi igual que su hijo tenía.

 ✮ ⋆ ˚。 60 días preso ✧ minsung 𖦹 ⋆。°✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora