PARTE 17

19 3 0
                                    

Me golpeó como una tonelada de obviedad, ladrillos del tamaño de besos mientras recitaba la misa la mañana siguiente: empezaba a enamorarme de Kim Seokjin. 

No era solo desesperación por follarlo. No me sentía solo feliz de ayudarlo a encontrar su fe. Me hallaba verdaderamente y bien en camino a estar enamorado de él. 

Después de un mes. 

Estúpido, estúpido, estúpido. 

Y ahora que no se encontraba aquí, en ningún lugar cerca de aquí, encontré mi obsesión girando fuera de control , como una drogadicción que necesitaba ser saciada. 

Imaginé su voz llenando el santuario luego de que Rowan y las abuelas dejaran la misa matutina. Imaginé su rostro y su cabello desordenado mientras repartía copias de las páginas de estudio bíblico para próximo grupo  de hombres. Me encontré buscando imágenes de Dartmounth y Newport en vez de ir entre los foros de The Walking Dead. Incluso (asqueroso, lo sé) busqué a su familia, desplazándome a través de imágenes de gente refinada en refinados eventos de caridad, finalmente encontrado una foto vieja de él en lo que parecía un evento benéfico de algún político. Él y un grupo de personas atractivas quienes eran obviamente sus padres y hermanos, su padre, de cabello plateado y de hombros anchos, y su madre, esbelta y elegante. Un hermano y una hermana con la misma ropa cara y costosos rostros de pómulos altos. 

Hice clic en la imagen para verlo en si mismo, ver una versión más grande del rostro de Seokjin. Era claramente más joven, aunque no muy joven, en sus tempranos veintes tal vez, y se hallaba claramente feliz. Mientras todo el mundo ostentaba sus adineradas, sonrisas felices a ala cámara, Seokjin solo pudo conseguir un firme apretón de sus labios, sus ojos se dirigían a algún lugar detrás del camarógrafo, como absorbido por algo que solo él podía ver. 

Una ola de celos indeseados y sospecha surgieron en mi pecho.  ¿Miraba a Taehyung? Este lucía como la clase de evento al que asistiría, por lo poco que sabia. ¿O tal vez meramente observaba al espectro de su propia infelicidad, su propio futuro aburrido, precisado en distribuciones de asientos y cartas de menú?

Pensé en la fotografía el resto de la noche, mientras me preparaba para el grupo de jóvenes. También pensé en él, en llegar a verlo el jueves, y en un par de minutos me encontraba sonriendo, sonriendo por ninguna razón más que volver a ver a Seokjin otra vez. 

Esta noche en el grupo de jóvenes, hablamos de Jesús siendo tentado en el desierto, y en un giro dramático desde la semana pasada, me sentí completamente removido de los versos. No me encontraba en un desierto... me hallaba en un lugar donde las hojas verdes crujían y el agua clara corría. 

¿Qué cambio? me preguntaba. ¿Entre la semana pasada y esta semana, ayer y hoy? 

Fue anoche. Fue el rezo, la magia, el aroma de su cabello. El beso que selló algo, algo que trascendía lo físico y lo espiritual. Ya no estaban separados ni divididos, pero uno...  y con eso, la experiencia de él paso de ser confusa como el infierno a maravillosa. Increíble. No increíble en el buen sentido, sino increíble en el sentido de me que llenó de asombro. 

Él me llenó de asombro. Me hizo ver el mundo en un nuevo sentido de maravilla, cada árbol más verde, cada ángulo más filoso, cada rostro más agradable y encantador de ayudar. 

De todos modos, no era que la culpa desapareciera. Zigzagueé de la fantasía a la recriminación, castigándome con más carreras, más flexiones, más quehaceres en la iglesia, gastando hora en rezos buscando una respuesta. 

¿Por qué traería Dios a Seokjin aquí si no quisiera que me enamorara de él?

¿Era realmente tan terrible par aun hombre de Dios tener sexo? Los protestantes lo han estado haciendo por medio milenio y no parecen estar más ligados al infierno que los católicos por ello. 

P    R   I   E    S    T -KOOKJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora