PARTE 13

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Golpe 

Golpe

Pausa.

Golpe, golpe, golpe. 

—Pare —murmuré, rodando fuera de la cama, el sueño me ponía lento y torpe—. Ya voy, ya voy. 

Golpe, golpe, ESTALLIDO

El ruido ensordecedor y el precedente destello de luz no hicieron nada para aliviar mi desorientación, y tropecé en la mesa, la esquina aguda para aliviar mi desorientación, y tropecé en la mesa, la esquina aguada hurgando en mi cadera. Juré, a ciegas alcanzando una camiseta (solo tenía un par de pantalones de chándal sueltos) y andando a tientas por el pasillo hasta la sala donde se hallaba la puerta principal. Me encontraba apenas lo suficientemente despierto para empezar a registrar que alguien realmente se encontraba en mi puerta a las tres de la mañana, y que era o bien un agente de la policía que venía a decirme que Ryan finalmente embistió su auto contra un árbol mientras escribía mensajes de texto o uno de los feligreses que necesitaba extremaunción. Cualquiera que fuera la razón que tuvieran para venir a la casa parroquial, probablemente no era buena, y me armé de valor para la tragedia cuando abrí la puerta, torpemente también tratando de tirar mi camiseta por encima de mi cabeza. 

Era Seokjin, empapado de lluvia con un botella de whisky escocés en la mano. 

Parpadeé como un idiota. Por un lado, después de nuestra pelea esta mañana, literalmente la última cosa que esperaba era a Seokjin en mi puerta en medio de la noche trayendo regalos. Por otra parte, llevaba lo que supuse su pijama, un par de pantalones cortos y una fina camiseta de The Walking Dead, y la lluvia mojó bien ambos. No llevaba chamarra y la lluvia hizo su camisa delgada casi transparente, sus pezones oscuros y duros debajo de la tela, y una vez que me di cuenta de eso, fue difícil pensar en otra cosa que esos pectorales trabajados y húmedos, probablemente erizados con la piel de gallina, y cómo se sentiría esa carne fresca contra mi lengua caliente. 

Y luego volví a mí mismo y por un momento terrible, guerreando entre dos impulso: cerrar y dejarlo fuera en la lluvia o empujarlo sobres sus rodillas y hacerlo tragar mi pene. 

Huye de las tentaciones de la juventud, leímos en el estudio de la Biblia esta misma noche. Persigue la justicia. Debería cerrar la puerta y volver a la cama. Pero entonces Seokjin se estremeció, y después toda una vida de respeto y cordialidad intervino. Me encontré retrocediendo y haciendo un gesto para que entrara. 

Persigue la justicia, dijo el autor de Timoteo. ¿Pero, la justicia llevaba una botella de Macallan 12 en la mano? Porque Seokjin lo hacía. 

—No podía dormir —dijo, entrando en la sala de estar y luego girando para mirarme. 

Cerré la puerta. 

—Lo entiendo. —Mi voz se encontraba ronca por el sueño y algo menos inocente. Como era de esperar, mi pene comenzó a hincharse; a pesar de todo lo que pasó, sin embargo, no había visto su pecho todavía, y lucía más tentador que nunca bajo esa camiseta mojada. 

Mierda. No quise decir todavía. Nunca quise. Nunca iba a ver sus pectorales. Acéptalo, mentalmente castigué mi ingle, que se negó el canalla, y en su lugar siguió enviando estos recuerdos dolorosamente vivos de nuevo a mi cerebro, como la forma en que se sintió tantear los pectorales de Seokjin cuando se inclinó sobre el piano de la iglesia. 

Sus ojos cayeron a  mis caderas, y sabía que mis pantalones no hacían buen trabajo ocultando mis pensamientos. Aclarando mi garganta, me aleje de él para caminar hacia la cocina.

—No sabia que te gustaba The Walking Dead —mencioné a la ligera, deslizando mi mano sobre el interruptor. Un resplandor amarillo pálido emanaba de la lámpara tipo papel post-guerra, proyectando sombras en ángulo en la sala de estar. 

P    R   I   E    S    T -KOOKJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora