35. Sin rumbo.

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Sentía que su cabeza daba mil vueltas.

Sentía estar acostada en el piso y que si abría los ojos, podría morir.

No recordaba mucho ya que la realidad aún no había caído en sus hombros pero se asustó al oír voces murmurando en la misma habitación en donde se encontraba ella pero pensó en que si hacía el mínimo ruido, alguien podría venir y matarla.

En ese momento, miles de recuerdos aparecieron en su mente los cuales la hicieron levantarse tan rápido del suelo que le dio un ligero mareo.

-¡Oh, ya despertó! -Una voz risueña se hizo presente y al levantar su mirada lo que menos espero fue encontrarse con Luna Lovegood, quien se acercó a ella con cuidado y se sentó a su lado en el frío suelo. -Tranquila, solo estuviste dormida un par de horas.

Agnes miro hacía todos lados. Estaban en las mazmorras de la mansión Malfoy, lo recordaba porque era el mismo sitio en el cual se escondía cuando jugaban a las escondidas con Draco en su infancia.

Pansy también estaba en el piso y un sentimiento de culpa la invadió porque sabía que seguramente había sido atrapada y enviada aquí por su culpa.

Se acercó desesperada a su mejor amiga, lo primero que hizo fue checar si aún seguía respirando lo cual gracias a merlín aún si respiraba. Tenía los ojos cerrados y trato de moverla pero estaba muy inconsciente en aquel momento.

-¿Por qué las dos están aquí? -Pregunto Luna con inocencia y por primera vez desde que despertó, Agnes se dio cuenta que Ollivander también estaba allí pero se encontraba en un rincón de la mazmorra sin emitir ni una palabra. Al parecer estaba tan traumatizado como ella en aquel momento. También se encontraba a su lado un duende el cual Agnes no había visto nunca en su vida.

-Yo... -Hablo Waterhouse y los recuerdos no paraban de aparecer. Aún no podía asimilar la realidad del todo. -Nos encontraron en el ministerio.

-¿Y que tiene eso de malo? -Cuestionó la rubia de Ravenclaw. Sabía gracias a muchas personas de Hogwarts que era una chica inocente, sumando a que la muchacha no tenía ni la menor idea de lo que ocurría con Agnes y los mortifagos.

-Es una larga historia. -Comento aún sin alejarse de Parkinson ya que tenía su mano unida a la de ella. Una pregunta invadió su mente. -¿Quién nos trajo hasta aquí? ¿Lucius?

Lovegood se sentó a su lado. Miraba a Waterhouse como si estuviera analizandola mientras la pelirroja empezó a buscar en su ropa (aún tenía la falda y la camisa que estaba manchada por la suciedad del suelo) si tenía su varita pero era evidente que no y que Pansy tampoco tenía la suya. Sin su varita no había forma de defenderse de cualquier ataque de algún mortifago.

-Él tenía a tu amiga. -Respondió finalmente y Agnes sintió rechazo por la situación que ocurrió hace unas horas. -A ti te trajo Draco, él hijo de Lucius.

Asintió sorprendida. Eso significaba que Draco estaba allí, en alguna parte de la mansión y se dio cuenta que necesitaba hablar con él ya que sabía que fue obligado a volver por culpa de ellas, específicamente de Agnes.

En aquel momento el alivio invadió a la pelirroja al ver a Pansy moverse, parecía estar adolorida. Espero impacientemente a que su mejor amiga abriera los ojos y una vez que lo hizo, al ver a Waterhouse ella también sintió un gran alivio.

-Estás viva. -Hablo la pelinegra con una pequeña sonrisa y su voz ligeramente ronca. ¿Había caído en la realidad o esa era su manera de afrentarla? Agnes ayudo a su amiga a levantarse. Ahora las tres se encontraban sentadas en el suelo y Parkinson se sorprendió al ver a Luna en aquella mazmorra. -Luna, cuánto tiempo sin verte.

Lost for you. | Theodore Nott.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora