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| introducción |

LA LLUVIA HABÍA CESADO hacía un par de minutos, y ahora, el cielo estaba coloreado con leves tonos anaranjados y las nubes hacían espacio para dejar entrar a los rayos del sol

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LA LLUVIA HABÍA CESADO hacía un par de minutos, y ahora, el cielo estaba coloreado con leves tonos anaranjados y las nubes hacían espacio para dejar entrar a los rayos del sol.

Harriet caminó por el sendero del bosque en dirección a su casa, luego de ir a jugar bajo la lluvia con su hermano menor: Erik. Por lo cual, se encontraba empapada.

Al llegar a su hogar, le dió una sonrisa a su madre, quien la miró con desaprobación.

―Hattie, ¿Qué hemos hablado? ―La mujer mayor se acercó a la infante, la cuál solamente le sonrió. Leilani suspiró. ―Vamos, hay que cambiarte.

Ambas mujeres subieron las escaleras en dirección a la habitación de la pelirroja. Al llegar, mientras Leilani buscaba un par de zapatos limpios, Harriet abrió su clóset, sorprendiendose al ver que en lugar de estar su ropa, estada un extraño vagabundo.

Harry lo miró con curiosidad, nunca había visto a alguien entrar a su clóset, o en todo caso, alguien verla de esa manera. Aquel entraño no despegaba su vista de ella, haciendo que se sintiera aún más confundida.

Su madre, al notar que Harriet no se movía ni un poco decidió acercarse, viendo como su hija veía fijamente el fondo de su armario con duda.

―¿Hattie? ¿Qué sucede?―Preguntó.

Harriet no respondió nada, solamente levantó su pequeño brazo y señaló con su dedo el interior del armario. El extraño no despegaba su vista de ella, inclusive, Harriet podría jurar haberlo visto derramar una lágrima.

Leilani suspiró y negó, tomando suavemente de los hombros a su hija y separándola del armario. La niña intentó volverse a asomar a ver si aquel joven seguía ahí, viéndolo mover un poco la boca, hasta que su madre cerrara por completo el closet.

―Había alguien ahí. ―Habló Harriet después de unos segundos. Leilani negó.

―Solo era ropa, cariño. Ven, te pondré un vestido.

Obendorf asintió y se acercó a su madre, dejando que la mujer le quitará la ropa mojada. Sin embargo; no pudo evitar mirar su clóset, pensando si aquel muchacho extraño seguiría ahí.

 Sin embargo; no pudo evitar mirar su clóset, pensando si aquel muchacho extraño seguiría ahí

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WOOHOO, bueno, ya tenemos la introducción, la verdad, estoy muy emocionada con este fic 😞.

Un abrazo, se despide:

—Lyra.

𝐁𝐎𝐓𝐓𝐎𝐌𝐋𝐄𝐒𝐒; Jonas Kahnwald.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora