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18 | muerte |
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«Solo cuando nos hayamos liberado de la emoción podemos ser verdaderamente libres. Solo cuando estás dispuesto a sacrificar lo que más quieres.»
27 de junio, 2020.
UNAS EXTRAÑAS PARTÍCULAS SE VEÍAN JUSTO al frente de Harriet, las mismas que recordaba la vez en que Jonas y ella habían estado encerrados en esa extraña habitación retrógrada.
Pero antes de que pudiera acercarse, esta había desaparecido, y segundos después, la puerta fue abierta, mostrando a Peter y Elisabeth Doppler.
―Harriet. ―dijo el hombre, completamente sorprendido al verla allí―. ¿Estás bien? ¿Dónde has estado? Ah, mejor dicho… ¿Cuándo has estado? ¿Qué haces aquí?
Harry miró por última vez a Elisabeth, recordando en lo que ella se convertiría en un futuro, y toda la importancia que tenía para ella sic mundus.
No esperó mucho y rápidamente corrió hacia la salida, debía encontrarse con Jonas, su Jonas, y arreglar todo, juntos.
―¡Espera! ¡Harriet, no debes salir! ¡Harriet!
Harriet nunca había corrido tanto, ni tan rápido. Pero el apocalipsis estaba cada vez más cerca y debía ser inteligente con sus acciones.
Mientras corría, reconoció frente a ella a Hanno, el cuál le regaló una sonrisa confundida, aparentemente, venía desde la dirección de la casa Kahnwald.
―¿Hanno? ―el rubio hizo una mueca al verla.
―¿Qué haces aquí? El apocalipsis no tardará, debes estar en el búnker. ―dijo, tomándola del brazo con fuerza.
―¡Suéltame! ―gritó, mientras se safaba de su agarre―. ¿Por qué me quieren llevar para allá? ¡Confía en mí!
