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O7 | pasado |
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9 de noviembre, 1986.
LOS PEQUEÑOS BROTES DE LUZ OBLIGARON a Harriet a abrir los ojos.
Intentó moverse, pero uno de los brazos de Jonas la sujetaba de la cintura con fuerza, como si tuviera miedo de que ella se fuera a algún sitio.
Giró la cabeza, quedando frente a frente con un Jonas todavía dormido. Le parecía increíble lo calmado que se veía así. Levantó la mano y acarició con delicadeza el rostro del rubio, sintiendo lo frío que estaba.
Aún no terminaba de procesar todo lo que se había enterado el día anterior. La carta de Michael... Mikkel... Bueno, la carta del padre de Jonas la dejaba inquieta.
Nunca se le atravesó por la mente la idea de viajes en el tiempo. Sino hubiera sido hasta hace un par de horas, que Jonas le había mostrado la carta y habían viajado a través de ese pasadizo en el bosque, le diría que estaba loco.
Se levantó con dificultad, mientras salía un poco de la sábana que Jonas había llevado. Al parecer, él había estado preparado para todo.
Vió a Jonas temblar, así que lo arropó mejor. El rubio ya no tenía su impermeable amarillo, ya que se lo había dado a Harriet para abrigarla, con el pretexto de que era para evitar que se enfermace por el clima.
Acarició el cabello de su acompañante, en silencio. Hasta que él se despertó y miró desconcertado su alrededor, recordando el por qué estaba ahí.
Se levantó y le sonrió a Hattie, después sacó la carta de su mochila y la miró.
―Vamos. ―le dijo Hattie con voz mañanera.
La pelirroja se levantó y se quitó el impermeable, para luego extenderlo frente a él.
Jonas negó. ―Estaré bien, tu debes tener frío.
Ella negó, restándole importancia.
―Me gusta como se te ve a tí. Y no tienes que preocuparte, ya paró de llover, mi suéter me mantendrá caliente. ―dijo con un toque de gracia.