Capítulo 25: El resguardo de los sentimientos

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La sala de juegos tenía una energía diferente al resto del centro comercial, era un espacio muy grande: luces de colores que iluminaban las diferentes secciones de juegos y ruidos provenientes de distintos aparatos y personas, no se podía distinguir de dónde venía qué. Siendo sábado por la noche, el lugar estaba abarrotado de adolescentes, la mayoría conglomerados en las máquinas de arcade y la pista de baile.

Alexy examinó el lugar, había tanta gente que por un segundo creyó que estaría bien pasar el rato ahí, hasta que divisó a Kentin con sus amigos y se le revolvió el estómago al recordar el encuentro que habían tenido horas atrás.

Más temprano, antes de que llegaran los chicos, Kentin había estado en el café. Sintió un pinchazo al verlo ahí porque había rechazado sus invitaciones al centro comercial desde su regreso y, más importante, estaba en compañía de Eric, Silvain y Travis. Como no habían hablado del tema la noche que fue a su casa, mirarlo con esos tipos ya le asustaba un poco y le asaltó el impulso de irse corriendo.

―¡Kentin, mira! ―exclamó Silvain―. Llegó tu noviecito.

―Eh, mariposita ―lo llamó Eric―, ¿no vas a saludar?

Alexy siguió su camino hacia el rincón más alejado de ellos, pero se congeló cuando escuchó a Kentin decir:

―Ya se los dije, no es nada de mí.

Alexy se acomodó contra una ventana.

¿Cómo podía decir eso? «Te extraño, Alexy», le había susurrado en el oído esa noche antes de dejar que lo tocara de nuevo. ¿Es que no significaba nada para él? Kentin no era ese tipo de chico, el sexo no era cualquier cosa, una relación no era cualquier cosa. ¿Y ahora qué debía pensar? ¿Estaba haciendo algo mal y por eso Kentin se veía obligado a hablar así? Es que no cabía en su cabeza esa versión de él.

Volvió a mirar en dirección a ellos. Eran tan ruidosos que alcanzaba a escucharlos desde donde estaba, soltaban bromas tan estúpidas y ofensivas que al final los trabajadores tuvieron que echarlos del lugar. Esa imagen no iba con Kentin, era la persona con menos malicia que conocía.

Una vez que se fueron, le llegó un mensaje suyo que decía: No vengas a la sala de juegos, estaremos ahí hasta el anochecer. Alexy respondió: ¿Para qué iría? No soy nada de ti.

Le dolía la cabeza por las lágrimas que se negaba a soltar.

En la sala de juegos, vio a Kentin de nuevo. Estaba jugando en la máquina de disparos con ellos, gritando con emoción. Riendo. Estaba riendo. De repente, le atacó un golpe de realidad: no lo había visto tan feliz desde su regreso. No con él. El pecho de Alexy ardió en dolor ante esa verdad. Kentin no le había sonreído con sinceridad ni una vez.

De manera inconsciente, Alexy se movió detrás de la persona que estaba a su lado, Lysandro. No quería estar ahí.

―Mierda, yo quería hacer mi baile de victoria ―se lamentó Castiel al ver el montón de gente esperando su turno en la pista.

―Podríamos formarnos ahora ―sugirió Nathaniel.

―Nah, mira: el hockey de aire está casi vacío, ¿vamos?

―El hockey de aire es basura ―protestó Alexy.

―Tú realmente no eres el alma de la fiesta como pensaba ―se burló Castiel.

―¿Estás bien, Alex? ―preguntó Nathaniel.

Alexy miró a los chicos, estaban tan emocionados... Detestaba pensar que su mal humor estaba arruinando la primera vez de Nathaniel en el lugar. Así que les sonrió.

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⏰ Última actualización: Mar 13 ⏰

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