Capítulo 3: Un paso más lejos

630 67 104
                                    

Castiel se había saltado varias a clases. No era un alumno de perfecta asistencia y Nathaniel detestaba ese lado tan irresponsable de él, siempre le inventaba justificantes de ausencia para evitarle castigos, pero decidió no hacerlo esta vez: era su oportunidad para seguir fingiendo que no tenía forma de comunicarse con él. Ni siquiera se estaba llevando el móvil para tener la excusa de que lo olvidaba en casa.

«Es lo mejor para los dos», se decía una y otra vez. Necesitaba convencerse de que era así porque le dolía tirar los papelitos que Castiel le dejaba en la taquilla, no se atrevía a leerlos, prefería actuar como si no se diera cuenta.

Cuando iba al salón, lo vio platicando con Lysandro. Castiel le dedicó una mirada confundida y señaló con el pulgar a un lado. Era el gesto acordado para avisar que alguno de ellos quería conversar, no solía ser algo serio, la mayoría del tiempo era para que se vieran por un ratito. Él pretendió no haberlo visto y siguió de largo. Tenía que funcionar, Castiel iba a perder la paciencia y se apartaría... ¿verdad?

No era tan sencillo.

En clase de inglés, la teacher Ciara los juntó en equipos para hacer prácticas orales, y ahora, con la mala suerte que se cargaba, estaba sentado a su lado.

―Así que... how are you? ―empezó Castiel.

En su cuaderno escribió: En serio, ¿estás bien? Deslizó la libreta por la mesa, pero Nathaniel mantuvo los brazos cruzados.

Fine.

Castiel hizo una mueca y tomó el cuaderno de regreso: No te ves bien, hablemos.

―No pasa nada ―susurró Nathaniel.

Castiel exhaló, frustrado.

―Empezaré una pelea.

―No es necesario.

―¿Entonces por qué no me respondes?

―Estamos hablando ahora.

―Sabes a lo que me refiero, ¿estás molesto conmigo?

―No.

―Nathaniel...

You two stop whispering! ―regañó la profesora desde su lugar―. Speak in english!

Ambos obedecieron y continuaron con el ejercicio.

Nathaniel no tenía energía para una discusión falsa.

Esa interacción fue idea suya. Una vez pelearon de verdad en la clase de historia cuando les tocó desarrollar el tema de La Revolución Francesa: Castiel no investigó la parte que le correspondía y, tras una exposición mediocre y vergonzosa, Nathaniel lo culpó por ser tan vago y Castiel le echó en cara ser tan matado; el profesor Farrés no pudo evitar que los chicos se gritaran frente a toda la clase, fue Rosalya quien hizo el favor de detener el griterío.

Cuando Ámber contó a la hora de la comida lo gracioso que le había parecido, Nathaniel creyó que recibiría alguna mirada de desaprobación por parte de su padre, y en su lugar, se vio satisfecho de saber que su amistad «fugaz» con Castiel se había estancado.

De modo que Nathaniel propuso que continuaran con la dinámica de compañeros de clase que discutían por tonterías, desde entonces, todos creían que cualquier día se arrancarían la cabeza y ya estaban acostumbrados a su «enemistad».

¿Lo que estaba haciendo causaría un verdadero desagrado? Era doloroso escuchar la frustración de Castiel a través de sus suspiros porque odiaba la idea de hacerle daño... pero había llegado a la conclusión de que era demasiado cobarde para decirle de frente que no podían continuar con su amistad. Quería evitar los «por qué» que se veía incapaz de responder.

LionheartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora