¡Querida KAROL!

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¡Oh, mi querida Karol!

tu belleza y tu forma de ser

me afanan y me ganan

queriendo incluso que seas mi mujer.


Es tan suave tu piel

que besar tus labios, tu boca

¡es ingerir la más rica miel!

¡Es sentir cómo la vida me trastoca!


Esos dos lindos orificios

contemplarlos serían mi oficio,

¡ay, esa mirada, esa sonrisa

me tocan como la brisa!


Y qué hablar de su carácter

si usted es una obra de arte

y qué hablar de su cabello

si es violentamente bello.


Su cuerpo una locura

una tremenda escultura

quizá usted no es una mujer hermosa

sumerced es una semidiosa.


Usted es la naturaleza

encarnada en mujer

usted es la muerte

en forma de vida.


Seguir intentando decirle cosas bellas

en estos versos insustanciales

sería de mi parte una perogrullada

sería agraviarla, faltarle el respeto.


¿Cómo decirle cosas bellas,

si usted es la belleza en sí?

¿Acaso podría enseñarle el «amor»

las cuestiones del amor?

ES VERANO Y TENGO FRÍO (POESÍA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora