𝐕𝐨𝐢𝐝 ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ

𝐈𝐕

Solitudo et Affectus

         Un hogar no es de donde eres, es donde perteneces. Muchas personas viajan por millones de kilómetros para encontrarlo, y solo algunas lo logran. Adhara Black había tenido la suerte de encontrar el suyo a una corta edad junto a Draco y su familia. Tristemente, su hogar se había desmoronado en una sola noche hace aproximadamente dos meses.

En esos momentos, adentrándose al Gran Comedor junto a Daphne, Adhara supo que ya no estaba segura de tener un hogar. Menos al ver las miradas que le dedicaron sus compañeros de casa apenas se acercó a la mesa. La miraban con incertidumbre, como si se debatieran si aún era una de ellos, si aún podían confiar en ella. No sabían que todas las decisiones y acciones que ella estaba tomando eran por el bien de cada uno de ellos.

Inhala. Exhala.
Inhala. Exhala.

El sentimiento de no pertenecer, de no ser bienvenida, se intensificó cuando ella y Daphne se detuvieron en su camino al observar a Pansy Parkinson en el que por años había sido el asiento de la Black, junto a Draco.

Un sabor amargo se instaló en su boca y su corazón se estrujó contra su pecho. Daphne se atoró con su respiración a su lado. Goyle y Crabbe estaban a ambos lados de Theo, donde normalmente se sentaba la rubia. Era obvio lo que estaban declarando aún sin que lo dijeran en voz alta. Ellas ya no pertenecían ahí. Ellas ya no eran parte de ellos. Ni Theo ni Draco levantaron sus miradas cuando sintieron sus presencias a unos pasos de ellos. Ya no existían para ellos.

Draco cerró sus manos con fuerza, tratando de controlar las fuertes ansias que sentía en su interior por empujar a Parkinson y saltar a los brazos de su mejor amiga; de cerciorarse que ella estaba ilesa y que no lo odiaba.

Theo simplemente suspiró. Siempre supo que su lado en esta historia nunca sería junto a la Black, pero nunca imaginó que tendría que darle la espalda tan pronto.

Adhara exhalo con resignación. Era mejor así, se dijo a sí misma. Tal vez un poco más solitario, pero mejor. Tal vez era momento de grabar en su memoria el sonido de sus pasos al alejarse de los lugares a los que no pertenece. Aún cuando la tristeza fuera tan grande que ya ni siquiera pudiera llorarla.

No podía anclar a las personas a ella, no cuando estas son tan difíciles de sujetar. Todo mundo se resbala de tus dedos en algún momento, sin importar cuánto los ames. Sin importar cuanto luches por ellos.

Daphne la siguió, haciendo que el peso en su corazón al seguir caminando se aligerara levemente. Era un alivio saber que este sería un camino que no debería caminar completamente sola. Al menos no aún.

Aveces los lugares que se acostumbran no son a los que se pertenece, y Adhara comenzaba a darse cuenta de eso.

La selección comenzó seguido por el banquete, pero ni la castaña ni la rubia hablaron. Estaban enfrentándose ante la cruel realidad que era el darse cuenta que nunca volverían a ser las personas que eran antes.