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Los gritos eran cada vez más audibles en la pequeña aldea que estaba en llamas. Los tejados de las casa se incendiaban consiguiendo, así, derrumbar todas las edificaciones.

Casiopea no entendía nada

¿Como era probable todo eso?

¿Cuando había sucedido?

¿En donde estaba?

¿Que rayos pasaba?

Sus ojos grisáceos pudieron ver a un grupo de personas que iban vestidas con túnicas negras y utilizaban alguna clase de máscaras horrorosas en opinión de Casiopea. Éstos llevaban antorchas con las que iban quemando las casas.

Algunos de ellos tomaban a los niños más pequeños y los metían en bolsas que parecía tener alguna clase de hechizo expansor.

Cuando uno de ellos se hacerco a Casiopea está desperto de su sueño, o mejor dicho pesadilla.

Vio que estaba en su habitación, está seguía obscura puesto que aún era de noche, giro su cabeza hacia su derecha encontrándose con la cama vacía de Hermione.

Supuso que tal vez su hermana había ido al baño y no se preocupo demasiado.

La atmósfera de la habitación era muy pesada, sentía un calor infernal con el que juraba que podría derretirse.

Con gran dificultad salió de la habitación y camino por los pasillos obscuros con el silencio abrazador de la noche, dirigiéndose a la habitación de sus padres.

La atmósfera del pasillo no era diferente a la de la habitación, la única diferencia era que en vez de ese calor infernal había un frío extremo.

Algo le decía a Casiopea que algo anda mal y debía ir allí.

Al llegar vio una sombra negra sobre la cama de sus padres; está parecía sobrevolarlos, cuando de pronto está se lanzó contra Remus.

Casiopea estaba apunto de acercarse aún más pero de la nada comenzó a ver una luz más fuerte y a escuchar la voz de Hermione.

-Vamos Cissaaa, despierta, o llegaremos tarde.- decía Hermione sacudiéndola.

Casiopea se paro de golpe, pero se volvió a sentar al sentir un mareo.

-¿Estás bien? Sabía que estabas emocionada por el campeonato de Quidditch, pero no creí que te levantarás temprano en vacaciones.- bromeo Hermione.

-No, solo es que tuve una pesadilla, pero no importa. Y nuestros padres?- pregunto Casiopea intentando sonar desinteresada para no preocupar a su castaña hermana.

-Papa si irá con nosotros, pero mamá Remus se quedará ya que está enfermo.- Casiopea fruncio el ceño.

Podría jurar que el día anterior estaba tan saludable como siempre.

-Voy a verlo.- dijo Casiopea saliendo de la habitación.

Al entrar al cuarto de sus padres vio a Remus recostado en su cama, este estaba más pálido que de costumbre y sus cicatrices estaban muy irritadas, algunas incluso estaban abiertas.

-Mama Remus.- llamo Casiopea desde la puerta.- ¿Cómo te sientes?- pregunto tomando asiento a su lado.

-Estoy algo enfermo pero ya mejoraré.- dijo esforzándose para formar una sonrisa.

-Puedo quedarme si es necesario.- Remus negó con la cabeza.

-No quiero que te pierdas el campeonato por mí, jamás me lo perdonaría, yo estaré bien.- dijo tomando su mano y acariciandola con una sonrisa reconfortante.- nos vemos cariño.- se despidió al escuchar el timbre de la casa.

Always WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora