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El aire frío impactaba en la cara de Casiopea, podía sentir como temblaba pero no se arrepentia del lugar en donde estaba. Eran de los mejores asientos del estadio de Quidditch.

-“Mi padre nos consiguió los mejores asientos”

Casiopea recordó las palabras de Malfoy y río inconsciente. Malfoy estaba equivocado, tal vez esos eran los asientos más costosos, pero los asientos en los que se encontraba Casiopea ahora eran los mejores realmente. Desde allí podían ver y vivir más cerca la acción.

-¿De que te ríes?- pregunto Edmund llegando por detrás y atrapandola en sus brazos.

-Nada importante. ¿Cómo estás?- preguto dándose vuelta para quedar frente a frente.

-Ahora mucho mejor.- dijo acercándose para besar a Casiopea.

El beso al principio era tierno y algo dulce, pero con el tiempo comenzó a volverse más y más intenso, hasta que la falta de aire los obligó a ambos a separarse.

-Wow- dijo Casiopea con las mejillas rojas por lo recién ocurrido.

Jamás se habían besado de esa forma ni con esa intensidad. Pero de cierta forma le gustaba.

-Te amo.- dijo Edmund.

-Yo también te amo princeso.

Dicho eso Edmund atrapó los labios de Casiopea y empezaron un tierno beso, pero no les basto, así que Edmund paso sus manos por la cintura de la chica y la atrajo más a el, necesitaba sentirla cerca, poder tocarla, saber que eso no era una ilusión ni un sueño. Necesitaba saber que la mujer de sus sueños estaba allí frente a el, realmente.

Lo mismo hizo la chica, paso sus brazos por el cuello del contrario, mientras ellos seguían en su mundo dos personas los miraban desde hacé unos segundos hasta que decidieron interrumpir el momento de la pareja.

-Ajam- Peter carraspeo la garganta mientras la pareja se separaba.-¿Interrumpimos algo?- dijo lo último una vez que Hermione apareció detrás de el.

-De hecho si.- Edmund no pudo continuar ya que Casiopea le tapo la boca con una de sus manos.

-No, no lo hacen.- dijo con una sonrisa forzada.

-Asi que... Ustedes dos... Solos... Aquí.- dijo Hermione subiendo y bajando las cejas para molestar.

-¿Que estaban haciendo?- pregunto Peter intentando molestar.

-Lo mismo que venían a hacer ustedes.- dijo Edmund tomando la mano de Casiopea para irse de allí.

-El lugar es todo suyo.- dijo Casiopea siguiendole el juego a su novio.

Las caras de Peter y Hermione eran indescriptibles. Ambos estaban rojos y no querían mirar al otro por la vergüenza que sentían.

Al fin y al cabo sus hermanos no estaban tan equivocados en lo que venían a hacer.

•••

-Me pregunto qué habrán colgado en las tiendas de los búlgaros-dijo Hermione.

-Vamos a echar un vistazo- propuso Casiopea, señalando una gran área de tiendas que había en lo alto de la ladera, donde la brisa hacía ondear una bandera de Bulgaria, roja, verde y blanca.

En aquella parte las tiendas no estaban engalanadas con flora, pero en todas colgaba el mismo póster, que mostraba un rostro muy hosco de pobladas cejas negras.

La fotografía, por supuesto, se movía, pero lo único que hacía era parpadear y fruncir el entrecejo.

-Es Krum- explicó Casiopea en voz baja.

Always WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora