²⁴ | llamada

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NAHIA.

Dieciséis llamadas perdidas hoy. Y recién eran las 2:03 de la madrugada.

Pasó lo mismo ayer, a la misma hora; no tuve el coraje de contestar ninguna.

Doce eran del celular de Mateo, las últimas venían de Agatha. Sabía que era él usando el celular de mi amiga.

Hace dos días que no intercambio ni un mensaje con Mateo. Absolutamente nada. Me siento culpable, pero no quiero hablar con él, no ahora.

Mi hermana y yo estamos alojadas en un pequeño hotel en el centro de la ciudad, el más barato que encontré.

Chiara me envió un mensaje preguntando por mi desaparición, no supe mentir, así que le dije la verdad y ahora ella es la única que sabe dónde encontrarme.

No sé por cuánto tiempo me voy a quedar acá. Mi vida entera está en un caos total.

Me notificaron la pérdida de mi trabajo en la pista de skate debido a las faltas excesivas y sinceramente, me habría renunciado de todas formas. Así que, hasta me alegré de que lo hicieran por mí.

Ahora estoy acá, sentada en mi cama con la computadora en el regazo; escuchando los susurros suaves de mi hermana durmiendo.

En la pantalla frente a mí, el navegador de internet está abierto en varias pestañas, todas relacionadas con ofertas de trabajo. Envié correos electrónicos a todos los lugares posibles.

Me sentía cansada. De todo. En meses, mi vida cambió increíblemente y no estaba preparada para tantas cosas a la vez.

Incliné la cabeza hacia atrás levemente y contuve el llanto en la garganta.

Apagué mi computadora, la cerré y la puse en la mesita al lado de la cama.

Me acosté lentamente bajo las gruesas mantas del hotel, hacía un frío de aquellos.

Cuando mi cuerpo empezó a relajarse y sentí que el sueño se acercaba, mi teléfono sonó nuevamente.

Estaba en modo silencioso, pero la luz que provenía del aparato electrónico iluminaba toda la habitación, lo que hizo que mis ojos ardieran cuando el brillo se encontró con ellos.

No me sorprendí cuando leí el nombre de Mateo en la pantalla. Simplemente no podía entender por qué tanta insistencia.

Hacía mucho tiempo que pensaba en contestar alguna de esas llamadas confusas, porque quería responder.

Sentía su falta de una manera tan extraña que llegaba a causarme ansiedad. Lo quería cerca, aunque sabía que no era lo correcto.

Tomé el celular y contesté la llamada antes de que se cortara.

━━━ ¿Hola? ━━━ Mateo hablaba desesperadamente con la voz lenta. ━━━ Nahia, ¿estás ahí?

Puse el teléfono en el oído, acostada de lado en la cama. Sentí lágrimas en mis mejillas.

━━━ Sé que estás ahí. Puedo escuchar tu respiración ━━━ dijo casi susurrando.

Mi corazón dolía mucho.

━━━ Habla conmigo, ¡por favor!

━━━ Hola ━━━ respondí con dificultad.

━━━ ¿Estás llorando? ¡Mierda, Nahia!

━━━ Y vos estás re fumado. Sé que me estás llamando solo porque estás en ese estado.

━━━ Para con eso ━━━ Mateo hablaba en voz baja. ━━━ Te extraño.

━━━ Mateo... Por favor... ━━━ Suspiré con dificultad. ━━━ No me llames más, por favor te lo pido.

Corté la llamada.

¿Por qué hacía tanta insistencia en hablar conmigo?

Dejé el celular y volví el rostro, enterrándolo en la almohada.

Hice un grito mudo, no podía describir mis sentimientos. Llorar bajo las mantas fue la manera más simple de demostrar que, independientemente de lo que estaba sintiendo, me sentía confusa y eso me dolía mucho.

[...]

Desperté con rayos de sol atravesando la ventana y calentando toda la superficie de mi cuerpo que no estaba escondida bajo la manta.

Miré el reloj y marcaban las 7:08.

Mi hermana aún dormía plenamente en su cama.

Me levanté frotándome las manos sobre mi rostro y fui al baño a lavarlo. Después de eso, en cuestión de segundos, escuché a alguien golpear la puerta.

Sabía que era Chiara. Le pedí que viniera hoy porque definitivamente volvería a mis clases en la facultad antes de que me expulsaran.

Chiara faltaría a sus clases hoy por voluntad propia. Le comenté sobre mis problemas y ella rápidamente dijo que podía ayudarme.

Ahora está acá dentro de mi mini habitación de hotel, con dos bolsas de facturas y un café.

Cuidará de Hanna hasta que finalmente pueda inscribir a mi hermana en una escuela.

Conseguí a través de un abogado la guarda provisional de ella y eso ya era suficiente por el momento.

━━━ Estás horrible, definitivamente pésima ━━━ Chiara me miró de arriba a abajo.

━━━ Muchas gracias, era todo lo que quería escuchar.

━━━ Amiga, hablo en serio; me preocupas.

━━━ No hay de qué preocuparse ━━━ fingí una sonrisa ━━━ Está todo bien.

━━━ Tus ojos están hinchados de tanto llorar.

Le mostré el dedo. Era temprano para escuchar verdades crueles sobre mí misma.

Fui al baño y tomé una ducha fría. Puse cualquier ropa y luego me puse el buzo de Mateo que traje a propósito de su casa.

Chiara preguntó si podía pasear con mi hermana y le respondí que le encantaría, además, yo ya no lo hacía.

Luego, agarré mi mochila y uno de lss bolsas con facturas y me fui de allí, despidiéndome de las chicas.

[...]

━━━ Carajo ━━━ Agatha habló pausadamente cuando me acerqué.

━━━ ¿Qué pasa? ━━━ dije aburrida.

━━━ Parece que te atropelló un camión y te arrojó en medio del monte después.

━━━ Sos la segunda persona que me elogia así hoy, preferiría que cierres la boca.

━━━ Te extrañamos en la facultad. Hubiera enloquecido si no volvías.

Agatha pasó el brazo alrededor de mi cuello y me abrazó de lado. Empezamos a caminar hacia nuestro edificio, pero mi cuerpo se trabó de repente cuando lo vi.

Mateo.

Caminando en dirección opuesta a la nuestra.

El morocho miró rápidamente mi rostro y evitó mirarme como si ni me conociera. Solo habló al pasar junto a mí:

━━━ Lindo buzo, deberías usarlo más seguido.

Sentí que se me erizaban los pelos.

━━━ Ayer robó mi celular para llamarte, perdón por eso. Él te extraña ━━━ dijo Agatha en voz baja.

━━━ Quisiera no preocuparme por eso.

━━━ Lo sé, lo siento mucho.

Agatha me abrazó suavemente de nuevo; caminamos juntas hacia nuestro edificio.

Sentía que mi vida comenzaría de nuevo a partir de hoy.

bad taste; trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora