008. Besos y romance

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Paz

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Paz. Eso era lo que sentían ambos chicos en ese beso, se sentían completos, como si estuviesen destinados a estar juntos.

Pero no tristemente sus cuerpos ya no podían durar más sin oxígeno, que era vital para vivir. Separaron sus bocas pero sus cuerpos seguían en contacto, Matías tenía ambas manos posicionadas en la cintura de Malena, y ella tenías sus brazos alrededor de su cuello.

Como ya era costumbre, sus miradas se encontraron, y sin necesidad de decir ninguna la palabra, sus labios también lo hicieron, una vez más, pero pasados unos segundos se separaron, pues escucharon las risas aproximándose de los padres de Malena.

Aunque ya no están tan cerca, Matías no sacaba su mano de la cintura de Malena. Ambos vieron cómo los mayores venían caminando y empujándose en juego.

Los padres de la chica, al verlos allí dejaron las fresas en la mesita y se les acercaron. Al ya estar lo suficientemente cerca como para detallarles la cara, pudieron notar un pequeño detalle que los hizo darse una mirada de complicidad.

Malena era una chica que le gustaba maquillarse y experimentar en la soledad de su casa, pero para salir solo se echaba un poco de corrector, rímel y un gloss que tenía bastante pigmentación, el cual estaba usando, así que al momento de darse el beso, Matías quedó con restos del gloss por toda su boca, además que Malena lo tenía completamente corrido.

— Es muy linda la vista, ¿no? — Dijo Marlene una vez que estuvo a su lado. Su esposo se paró a su lado y pasó un brazo por sus hombros.

— Sí, es divina — Dijo Matías mirando a Malena, pero rápidamente dirigió su mirada a el mar frente suyo, pero aún así, el padre de la chica a la que acababa de besar, se percató de esto.

— Por está playa fue que escogimos esta casa — Dijo Roberto con una sonrisa recordando los momentos vividos allí — Acá fue nuestra primera cita.

— Y primer beso también — Añadió Marlene, y ambos chicos voltearon a verlos con el ceño fruncido.

— ¿Por que no me habían dicho eso? — Preguntó Malena.

— Te lo estamos diciendo ahora, Mimi — Le respondió Marlene con una sonrisa — Tenes algo acá, Matías — Dijo señalándose su propia boca. Malena volteó a mirarlo y al fijarse a que era lo que se refería su madre sus mejillas se enrojecieron rápidamente, y la desventaja de no estar en el frío clima de Sierra Nevada era que se me notaba con claridad y ya no podía disimularlo con el tono rojizo que tomaban por el clima helado.

Matías, que no entendía nada, al ver las mejillas rojizas de la chica y notar el desastre en sus labios, entendió a que era lo se refería la mujer.

Destiny | Matias RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora