002. Inexistente e inexplicable

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Parecía imposible para ambos dejar de mirarse, como si una fuerza magnética los obligara a mantener la mirada fija

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Parecía imposible para ambos dejar de mirarse, como si una fuerza magnética los obligara a mantener la mirada fija.

El chico al otro lado de la puerta despertó un poco de la ensoñación y le sonrió a la morocha. Malena sintió que se derretía al ver esa sonrisa. Aprovechó el momento para analizarle bien la cara, y cada detalle que descubría era aún más lindo que el anterior.

— Hola, soy Matías — dijo, extendiéndole la mano.

— Malena, un placer — respondió ella, aceptándola con gusto y sonriéndole.

— El placer es mío, Malena — dijo Matías, y a Malena le encantó escuchar su nombre saliendo de esos labios — Me mandaron a buscarte.

— Ah, esperame un toque, me falta ponerme las botas — Entró corriendo hacia el clóset — Pasá, no te quedes ahí parado — le dijo desde adentro. Matías aceptó la invitación y cerró la puerta para que no entrara el frío. Después de unos minutos, Malena salió ya lista y sonriendo — Listo, ¿vamos?

Matías se levantó de la silla y, como todo un caballero, le abrió la puerta.

Caminaron en silencio mientras cruzaban la zona de cabañas para llegar al estacionamiento, donde a lo lejos divisaban un grupo de personas.

— Así que, Malena, ¿quién sos? — preguntó él de repente. Malena lo miró extrañada, no entendiendo la pregunta — En la película, digo — aclaró Matías, sonriendo.

— Ah, interpreto a... — No pudo terminar la frase, porque sintió cómo alguien le saltaba encima por detrás, subiéndosele a la espalda. Tuvo que apoyarse en Matías para no caerse. Vio unos mechones rubios sobre sus hombros y no tuvo que pensar mucho para saber quién era — ¡Alma! Casi me matás del susto, tarada — soltó, medio riendo y medio quejándose.

Alma soltó una carcajada y se bajó de su espalda.

— Dramática, fue solo un sustito — Alma, recién entonces, notó la presencia de Matías al lado de su amiga y le dedicó una sonrisa pícara — Uy, disculpá, no me di cuenta que interrumpía una conversación — dijo, siempre con su toque bromista — Soy Alma, la mejor amiga de esta nenita.

— Matías, un gusto — contestó él, estirándole la mano — ¿Vos también sos actriz?

— Nop, soy la fotógrafa de todos ustedes, así que más te vale caerme bien, si no te saco las peores fotos de tu vida — le dijo en broma, logrando que tanto Malena como Matías rieran.

Mientras seguían caminando, Malena miró hacia adelante y se encontró con un grupo de chicos, la mayoría de su edad o un poco mayores, junto con Juan, quien les sonrió al verlas acercarse.

— Ahora sí estamos todos — dijo Juan cuando los recién llegados llegaron a su lado. El grupo les dedicó miradas curiosas, pero no duró mucho porque, de repente, un grito rompió el silencio.

Destiny | Matias RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora