AnabelleUna nueva vida, un nuevo hogar, nuevas amistades, nuevo ambiente y nuevas aventuras. Esas son las definiciones que mi madre me ha recordado en todo el viaje, hacia nuestro nuevo hogar. Nos mudamos para el pueblo de mi padre, donde es nativa mi familia paterna y según los cuentos de mi madre, ellos la habían fundado hace años, el cual tiene por nombre Oblodville, pero es realmente conocida por Sangre Blanca por las leyendas fantásticas que se cuentan.
Abro la ventanilla del auto y la brisa se siente tan fresca, tan limpia, tan pura. Enseguida saco una mano para sentir el viento entre mis dedos y como mi cabello comienza alborotarse.
—Cariño, vas amar al pueblo.
Mi madre se encuentra súper entusiasmada con el nuevo capítulo de nuestra historia y más que el hospital del pueblo la habían aceptado como uno de sus doctores principales.
—Confió en ti, sé que todo nos va a salir bien.
Le sonrió a mi madre, para luego cerrar la ventanilla y sumirme en mis pensamientos. Realmente tengo un mal presagio sobre este viaje, la preocupación no abandona mi cuerpo, además que tengo un debate interno sobre contarle o no a mi madre de mis malos pensamientos. Aunque mirándola bien, no creo que me deje llevar por tontas ilusiones.
Luego de un rato en carretera, divisamos un enorme cartel que les da la bienvenida a los visitantes. Es un cartel viejo, enorme, oxidado y con falta de pintura. Olvido ese detalle de mal aspecto, cuando mi madre comienza a contarme la historia de amor por enésima de vez de mi padre y de ella, de cómo se conocieron y lo que representaba este pueblo para mis abuelos.
Las enormes casas comienzan a observarse a lo lejos. Pensaba que iban a estar en las mismas condiciones que el enorme cartel, pero realmente me sorprendió muchísimo al ver la alegría, los colores tan vivos de este pueblo. Nada que ver con las leyendas urbanas que encuentran en Internet, que relataban este lugar sin vida, sombrío y terrorífico.
Mi madre aparca el auto al frente de una casa de dos plantas modesta, bastante tradicional de color blanca, tiene un enorme jardín en el frente que choca con la terraza, llenos de tulipanes rojos. Soy la primera en bajarme y recorrer todo el jardín para oler las flores.
—Mande a sembrar tus flores favoritas, ¡Hicieron un hermoso trabajo reconstruyendo esta casa!
Asiento, tomando un tulipán para ubicarlos en un búcaro y ponerlo de decoración en mi nuevo cuarto.
Entramos juntas a la casa, a primera vista se encontraba la sala y la cocina de fondo ambas pintadas de color azul, la mayoría de los muebles estaban tapados con sabanas para evitar el polvo. Subo corriendo las escaleras para encontrar con los baños y nuestras habitaciones.
Encuentro con facilidad mi cuarto, ya que tiene todas mis pertenencias en ella. Mi cuarto es mucho más grande que el que tenía en la ciudad, una cama personal bastante grande y cómoda, las paredes de color lila y muchas cajas por donde quiera. Deposito el búcaro encima de mi cómoda, al lado de mi cama.
Comienzo a observar cada casa y sus detalles arquitectónicos. Me parece asombroso la belleza de estas casas y como se encuentran ubicadas en un pueblo ubicado en el medio de la nada. Mis ojos se fijan en algo, bueno, en una persona. Un vecino bastante guapo para decir verdad, debe tener alrededor de los 24 a 25, no puedo observarlo detenidamente como quisiera, pues desaparece enseguida de la ventana.
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Memorias Sangrientas
VampireAnabelle Saltzman se despierta en una sala de hospital después de estar desaparecida por 2 años, todos intentan averiguar qué fue lo que sucedió con ella, pero realmente lo único que recuerda es el nombre de un chico "Zachary". Con el paso del tiem...