Capitulo 14

251 29 5
                                    

Estaba llegando el otoño y con este la guerra, la cual se intensificaba en todo el reino. Los cultivadores errantes y algunas sectas no tan conocidas estaban decididas a causar discordia entre el rey y el pueblo a toda costa, pero no era tan fácil como creían, aunque si lograron una parte de su objetivo, no todos estaban dispuestos a ir en contra del poder del rey, sabiendo que este pudo dirigir al reino entero como ningún otro lo logró y tenía el apoyo de grandes sectas.

Estaba claro que el gran bache para lograr el objetivo de derrocar al rey era vencer a las potencias de las sectas prestigiosas que lo protegían, ya que aunque esta nueva organización planeó aliarse con estás a cambio de poder y dinero, las sectas sabían muy bien que no debían botar todo lo que habían logrado por la borda solo por una promesa vacía, no eran tan ingenuos como aquellos que si se unieron a su gran 'causa'.

A medida que aumentaba la tensión aquellas sectas no se podían quedar observando, tenían que actuar.

El maestro de secta de la luna purificadora Yan Wushi se unió a la batalla con sus discípulos, ganando más territorio y poder en contra. Por otro lado el maestro del monte Xuandu Shen Qiao no actuó personalmente, pero si se encargó de comandar a sus discípulos a través de comunicación y le otorgó el cargo de comandante a su discípulo mayor para que luchara y ganara experiencia en su nombre.

La guerra estaba en su punto más alto y el bando ganador se mostraba poco a poco.

Por otro lado la mansión de Yan Wushi se trasladó a un lugar más apartado, cerca de la frontera, asunto que solo unas pocas personas conocían.

Este último aprovechó la conmoción de la guerra para cambiar su ubicación sin que nadie se enterara y así pasar desapercibido en el momento del parto de Shen Qiao, que se acercaba cada vez más.

La sala adjunta a la habitación de la pareja se preparó con todas las cosas necesarias para el parto con anticipación por si había alguna emergencia, e igualmente la mansión se equipó con rutas de escape y guardias rodeándola, nadie se podía dar el lujo de entrar y salir a libertad.

Shen Qiao se encontraba con su discípulo mayor - Shiwu, instruye a tus hermanos, diles de mi parte que la etapa de entrenamiento ha concluido, y que desciendan de la montaña para unirse a la guerra y ganen experiencia. Deja que los ancianos cuiden de la secta en mi ausencia, refuerza la seguridad de la montaña para prevenir situaciones indeseadas, y envía a los discípulos mayores contigo, si ven a algún civil involucrado no dudes en ayudar. Confío en que tú y tus hermanos destacaran en nombre de la secta y de este maestro - dijo con una sonrisa en el rostro mientras dejaba la taza de té en la mesa - Si hay algún inconveniente puedes informarme a mi o al maestro Yan, recuerda que las dos sectas son aliadas -.

Shiwu sonrió e hizo una reverencia - No te preocupes maestro Shen, no vamos a deshonrar tu nombre ni el de la secta - dirigió su mirada al vientre que se ocultaba debajo de la mesa - Maestro, recuerde cuidarse, espero conocer pronto al nuevo hermanito, me despido -.

Luego de que saliera de la habitación Shen Qiao suspiró desde su corazón y mirando su vientre dijo para si mismo, aunque sabía que el niño lo escuchaba ya que respondia con patadas - El tiempo de tu llegada está cerca, tu hermano mayor está preocupado por ti, espero que se puedan conocer en tiempos de paz - sonrió al sentir sus pequeños movimientos y acarició su vientre, en momentos como este sentía que solo estaba él y su bebé en el mundo.

Tenía que admitir que tenía miedo del futuro, su parto se acercaba cada vez más y a pesar de los esfuerzos de Yan Wushi por alejarlo de la guerra esto no era 100% efectivo, si algo ocurría... No se podría imaginar las consecuencias, pero se prometió a si mismo que a toda costa protegería a su bebé, aunque le costara la vida.

Entre Ayeres y Siempres [YanShen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora