𝟎𝟏𝟔. 𝐀𝐙𝐔𝐋

216 18 3
                                    

•°•
Evie

Caminamos por bastante tiempo, hasta que dentro de la isla se hizo cada vez más de noche, la luna realmente no se veía y las estrellas tampoco, lo que quería decir que probablemente era porque la corona cada vez estaba más rota, me preocupaba el hecho de que la magia cada vez estuviera fragmentándose más, junto a la corona y me preocupaba saber que todavía no había encontrado ni siquiera a mi madre dentro del bosque de la isla, se supone que ella era quien debía aparecer en donde yo estaba pero no fue así nunca llegó y nunca apareció, lo que me dio a entender que probablemente había aparecido en otro lado debido a que su magia también era afectada por la corona, o simplemente no había logrado escapar ni de Cora ni de su alter ego.

A medida que avanzábamos el bosque era cada vez más silencioso, como si quisiera decirnos que estábamos en una zona de peligro y a pesar de que no volví a ver a Peter Pan, a su sombra o alguno de los niños perdidos que lo acompañaban, podría decirse que tenía un mal presentimiento con todo esto, especialmente porque la brisa de los árboles ya ni siquiera hacía que las hojas sonaran, era como si hubiéramos llegado a una zona prohibida. Y quizá era la única que lo estaba notando porque por el lado de Daniel y por el lado de Harry, estaban simplemente caminando en silencio como si no se dieran cuenta de nada.

A pesar de que no les dije nada sobre mi madre, indirectamente les había hecho entender que estaba buscando algo o alguien, que no era solamente la corona.

Teníamos el tiempo cada vez más contado, por otro lado, me preocupaba todavía más que la isla estuviera más silencios, así que a pesar de que no les dije absolutamente nada creo que pudieron notar mi nerviosismo, porque en un momento sentí el abrazo de Harry detrás de mí, eso logró calmarme por unos minutos aun así, no podía dejar de pensar en dos cosas: en que debía encontrar rápido la corona y en que después de que terminara todo esto yo no volvería a verlo ni a él, ni a Daniel.

Estaba completamente cansada y aún después de haber visto aquella visión con la madre de Blancanieves, estaba todavía más sin energías, sentía que probablemente la magia que tenía dentro de mí tampoco sería suficiente para ayudar a la corona eso tampoco lo sabía yo,  realmente el plan que tenía ni siquiera había salido como queríamos, desde que iniciamos el viaje todo empezó a salir al contrario de lo que había planeado, empezando por el hecho de que encontramos a Ruby dentro del barco de una manera demasiado inusual y agregando que Peter Pan apareció solamente para poder secuestrarme y obligarme a quedarme con él en la isla, habían pasado demasiadas cosas que apenas sí podía procesar y se supone que lo que primero debí haber procesado era que había vivido una mentira todo el tiempo por culpa del padre de Ben.

Entre más pensaba todo lo que había pasado desde que empezaba a tener visiones extrañas era peor, mucho peor para mí y quizás para mi cabeza, así que simplemente trate de dejarla en blanco una vez más mientras caminamos por aquel sendero que cada vez era más oscuro, escuchamos a lo lejos un par de susurros lo que me alertó, y parece que a Daniel y a Harry también por lo que los tres nos quedamos en completo silencio y nos quedamos totalmente inmóviles, sin hacer ningún ruido y evitando dar un paso para poder escuchar exactamente de quién se trataba, si es que lográbamos reconocerlo, para mi mala suerte, los susurros no eran más que pequeñas criaturas que habitaban en el bosque asustadas o eso parecía, por lo que estaba pasando, continuamos sin decir absolutamente nada. Así fue hasta que una vez más escuchamos más voces, esta vez las voces parecían provenir de otro lugar uno quizás más lejano y no entendíamos exactamente porque, pero lográbamos escucharlos.

Nos miramos entre todos y como si los tres pudiéramos comunicarnos por medio de telepatía, dimos pasos leves y completamente silenciosos hacia donde estábamos escuchando los susurros. Fue entonces que Harry encontró una bola de cristal, una que jamás habíamos visto ninguno de nosotros, una que mostraba exactamente lo que era la silueta de mi madre y lo que parecía quizá mi padre, me apresuré a sacar el mapa a desenrollarlo y observar exactamente las ubicaciones, en efecto las ubicaciones daban casualmente en el mismo lugar que estaba mostrando aquella bola de cristal, cerca de un puente en un arroyo, donde estaban caminando todos en fila, allí estaban literalmente todos, no había ningún faltante y me alivió saber que mi madre estaba con ellos, sin embargo nosotros estábamos bastante lejos estábamos casi al otro lado de la isla y para poder encontrarlos, sería un camino bastante largo.

Mirror, mirror: Corona Regente || Libro 2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora