𝗦𝗼𝗺𝗲𝗼𝗻𝗲 𝗢𝗹𝗱𝗲𝗿 || Baby, am I a little secret?
Eighteen, I'm old enough to keep it
Yeah, guys my age just aren't the same
I'm young and that's okay.
Regina Menccina se enamoro del mejor amigo de su hermano, se emborrachó en su fiesta de cu...
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Mi pierna temblaba y mordía constantemente mi pluma. No podía ser, faltaban cuatro horas para terminar el día, y mi cerebro apenas captó que se debía sustituir x por dos... ¿o no se debía sustituir? El timbre sonó, fui la primera en guardar mis cosas en mi mochila y salir corriendo al patio. Busqué ansiosa a mi hermano en las rejas, cuando lo encontré atravesé todo el patio mojando mis medias por el césped recién bañado por la lluvia. Agitada llegué a él. El maldito tenía una expresión de diversión, sus ojos azules viajaban de mis medias húmedas a mi desordenado y asqueroso cabello. Era veintiuno de noviembre, mi cumpleaños dieciocho, mis amigos me habían echado harina y huevo como festejo. No me dieron permiso de salir a bañarme, la única solución fue llamar a algún familiar y mandar por ropa nueva.
Matteo fue el único disponible. Por arriba me paso una bolsa gruesa con ropa. Sin que me diera cuenta me tomó una fotografía. El ruido me hizo voltear a verlo. Irritada me subí a las rocas para quitarle el celular pero la ventaja era totalmente suya por estar al otro lado. Era mi cumpleaños, se supone que debe ser un día especial, lindo. Pero parece que será recordado como uno de los peores. Del auto de Matteo sale él, con las manos en los bolsillo, sonriendo y más guapo de lo normal. Le quita el celular a mi hermano y admira la foto, sonríe y me la enseña.
Soy yo viendo la bolsa, sucia, desordenada, asquerosa... fea. Siento que lloraré, pero Enzo le da a borrar. Puedo respirar.
—No deberías molestar a tu hermana menor, ¿no ves que no puede más con su alma? —bromea.
—Por tu culpa nadie puede entrar a casa —la chica frunció el ceño —. Los viejos están cambiándo la chapa. Tuvieron que romper una ventana según papá.
—¿Esta ropa es de vos? —Matteo niega y señala a Enzo.
—De nada, Reg.
Oh, me lleva. Si, por accidente perdí mis llaves, tomé las de mi mamá, las perdí, luego las de papá, las perdí y por último las de Matteo. Las cuales perdí esta mañana sin avisarle a nadie. Todos salen, siempre vuelvo a casa con mis papás por eso tener un juego de llaves no es inconveniente. Matteo tocaba o a veces se queda a dormir con Enzo. Todos salieron creyendo que yo tendría el último juego... que idiota fui. La emoción de recibir regalos me hizo olvidar todo, y lo único que recibí fue tortazos.
—La llevare a la tintorería —afirmó abrazando la bolsa.
—Puedes quedarte con la ropa. Ya sabes, por tu cumpleaños.
