𝗦𝗼𝗺𝗲𝗼𝗻𝗲 𝗢𝗹𝗱𝗲𝗿 || Baby, am I a little secret?
Eighteen, I'm old enough to keep it
Yeah, guys my age just aren't the same
I'm young and that's okay.
Regina Menccina se enamoro del mejor amigo de su hermano, se emborrachó en su fiesta de cu...
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Lorenzo apenas podía verme a los ojos, jugaba con sus dedos y apenas había probado de la pasta que tenía enfrente. Yo no quería hablar, solo esperaba a que el hablará. Yo no tenía nada que decir, y si yo tenía algo por decir era: quiero cortar con vos. Matías seguía sin saber nada de lo sucedido ni que pase la noche en casa de Enzo, pero accedió a llevarme al restaurante y esperar afuera, no cuestionó. Algo que agradecí. Aún estando frente a Lorenzo podía recordar a Enzo, su toque, sus labios, su voz ronca, su sonrisa, los hoyuelos... Lorenzo no tenía nada de aquello. Ni siquiera nos habíamos besado pero podía saber con sólo verlo qué un beso suyo sería algo peor que besar a un perro.
El chico bebió de su agua, temblaba demasiado y podía sentir su pierna moviéndose de abajo hacia arriba. El restante estaba lleno pero parecía que yo comía sola. Lorenzo estaba en algún planeta desconocido y yo estaba en el planeta llamado: Enzo. También bebí agua y observé hacia la salida. Quería correr al auto, subirme y decirle a Matteo que conduzca a Argentina o a Chile. O mejor aún, a Colombia, Guatemala o México. Solo lejos de Lorenzo.
Mi celular vibro, rápido revisé, un mensaje de Matteo.
Matteo bobo Estoy detrás de vos escondido tras una carta, ese pibe no ha dicho ni pio. ¿Todo bien?
Sonreí.
Ya casi acabo, no te vayas.
Deje el celular a un lado y miré a Lorenzo fijamente. Debía decir algo pronto o correría a brazos de mi hermano. Parece que supo de mi impaciencia.
—Siento no haberte defendido de mi tía... es solo que, ella me aterra.
—Lo entiendo, esta bien.
No, no lo entendía. Lorenzo por fin me miró. Mordí mis mejillas por dentro y le sostuve la mirada. El pobre se veía abatido.
—No volverá a suceder.
—No, claro que no, porque no volveré con tu familia. Olvida ese baile navideño.
Eso pareció decepcionarlo. Abrió los ojos y soltó un sonidito pero volvió a cerrar la boca.
—Quieren que corte como vos. Bueno, solo mis tías. Mi madre me apoya.
—Quiero que vengas a cenar con mis padres mañana, Lorenzo —abrió los ojos —. No te preocupes, ellos no te dirán cosas por ser hijo y sobrino de quien eres, o por tu físico, tranquilo.
