𝗦𝗼𝗺𝗲𝗼𝗻𝗲 𝗢𝗹𝗱𝗲𝗿 || Baby, am I a little secret?
Eighteen, I'm old enough to keep it
Yeah, guys my age just aren't the same
I'm young and that's okay.
Regina Menccina se enamoro del mejor amigo de su hermano, se emborrachó en su fiesta de cu...
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Desperté a mitad de la noche, había tenido una pesadilla. Cuando tenía diez años cada vez que tenía un mal sueño corría a la cama de Matteo, lo abrazaba, al principio me tumbaba de la cama y yo volvía atemorizada a la mía, pero poco a poco me fue dejando. A los once dejé de tener malos sueño constantemente pero cuando me sentía sola corría a sus brazos con la excusa de pesadillas. A los doce cada uno tuvo su propia habitación así que tuve que soportar el miedo sola.
Pero, esa pesadilla era de él. Como pedía limosna, como robaba, como hacía eso por sobrevivir. Y hoy en día, presume su dinero, desprecia lo que cuesta barato, compra lo mejor. ¿No debería ser al revés? Respetar aquello y no despreciarlo. Me senté, observé bajo la puerta y de nuevo había luz. Talle mis ojos y solté un bostezo. Me puse de pie abrí la puerta y asome la cabeza. Caminé por el pasillo, Enzo veía la televisión acostado en el sofá, tenía una manta sobre el cuerpo.
Se percató de mi.
—¿No podés dormir?
—Tuve una pesadilla.
—Me despertó también —sonrió de lado —. ¿Vemos tele?
Se levantó y me hizo un espacio. Me senté algo rígida. Volví a bostezar. Eran noticias de madrugada, son las cuatro y media. ¿Cómo esos hombres tienen el valor para dar el noticiero a esa hora?
—Sos un anciano, ¿por qué noticias?
—Aún es temprano para las caricaturas.
Reí y suspiré. Muchas muertes, que asco empezar día con noticias de ese estilo. Arrugue la nariz y me abracé.
—Toma —me ofreció un extremo de la manta.
Apenas cabiamos los dos, nuestras piernas de rozaban y nuestros hombros chocaban. Quizá el podía sentir mi rigidez. ¿Quién no se pondría así con el al lado?
—¿Qué fue en tu pesadilla?
—Matteo. No se si algún día supere esto.
—No lo juzgues, no sabemos las circunstancias con exactitud, como el lo vivió.
Aunque no quisiera verlo, juzgaba a Matteo. Hay más formas de tener cosas, ¿por qué quitar lo ajeno? Pero Enzo tenía razón, no puedo saber la situación.
—¿Qué soñaste tu?
—Estupideces —sonrió —. Mi futuro, tengo miedo de fracasar como dice mi padre. No quiero ser ingeniero.
