𝗝𝗨𝗟𝗜𝗔𝗡 𝗟𝗢𝗞𝗜

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Contexto: tu hermano menor quiere emparejarte con su “maestro”.

Personaje: Julian Loki (con la participación de Charles Chevalier).

¡Escenario!

Parte única

‧₊˚Go!

—¿Qué quieres, Charles? —preguntaste por décima vez, sintiendo a tu hermano extrañamente callado y sonriente.

—Nada. ¿Por qué preguntas? —contraatacó ahora él, sin dejar de sonreír.

Su silencio era preocupante. Estabas segura casi al cien por ciento que estaba planeando algo.

—¿Qué opinas de Julian? —comenzó con una pregunta, según él, sutil.

Pero ya sabías a qué iba esto.

—Es un gran amigo.

Un puchero imperceptible se posicionó en sus labios, mientras ponía ojos de cachorro al oír la última palabra.

—Tu diario no dice lo mismo… Él es “Chocolate”, ¿cierto?

—¿Leíste mi diario?

—Te gusta Loki, yo lo sé —asintió sonriendo con confianza.

—Es platónico, Charles —refutaste con el mismo argumento de siempre.

—No sé qué sea platónico, pero sé que le gustas a él también.

Lo observas de soslayo, dejando de lado el libro que leías en la mesita ratona del living.

—¿Ah, sí? Mira tú. Me da igual, Charles. Nada va a pasar entre Julian y yo, caso cerrado.

—¡No, si no lo intentas! —exclamó.

—Pues eso, no pasará. No intentaré nada —respondes, recibiendo un almohadazo en toda la cara.

—¡Sí lo intentarás! —volvió a decir, dejando la almohada a un lado y volviendo a su rostro tranquilo—. ¿Una cita, por lo menos? ¿Por mí?

—¿Qué recibiré a cambio?

—Mi felicidad. ¿Qué mejor que eso?

—A veces creo que me tomas el pelo, Charles.

—¡Te devolveré el dinero de tu examen pasado!

—Y dos alfajores. Que tienes una caja entera.

Luego de refunfuñar e intentar convencerte de que te conformes con el dinero devuelto, aceptó.

—Bien…

Su plan se puso en marcha. Llamó a Loki rápidamente, diciéndole que era urgente su presencia en una de las cafeterías más populares de París.

Él, dudando, aceptó ir con un presentimiento extraño en su corazón. Llegó el mismo horario pactado y, cuando dijo su nombre, tenía una reserva.

A tu nombre, claro. Tu hermanito no pagaría su cita.

—¿T/N? Dime que no fue Charles… —murmuró Julian, viéndote allí, esperando por él.

—Sí, fue el demonio de mi hermano. ¿Te sorprendes?

—No debería.

Hicieron sus pedidos a los dos minutos exactos y se pusieron a conversar sobre diversos temas.

Lo cierto es que ya habían salido anteriormente con planes de ser algo más que simples amigos, pero por responsabilidades diferentes y falta de tiempo, simplemente jamás pudieron volver a encontrarse de nuevo.

Hasta que Charles fue elegido por Julian para ser su mediocampista y todo lo que ya sabemos.

—Charles quiere… vernos juntos —mencionó tu acompañante en un momento—. Es… muy pesado cada vez que eres tú el tema de conversación. Siempre te mete en todo.

Suspiraste, sabiendo lo pesado que podía llegar a ser el niño que tenías de familiar cuando buscaba algo y no lo conseguía al instante. Perseverante, hasta el punto de ser pesado y molesto.

—Lo siento por eso. Hablaré con él sobre el tema —te disculpaste, pero Julian negó con la cabeza.

—Me gusta saber de ti —argumentó—. Aún si es en medio de un entrenamiento. Eso me hace quererte más.

Tomaste un gran trago de tu café, pensando en sus palabras y digiriendo cada una de sus facciones en tu mente para tus recuerdos.

Todo un niño bonito. Sin duda alguna.

—Charles también me habla de ti —dijiste, tomando el croissant que te quedaba—. Siempre presume de tus “músculos” con palabras que ni él entiende.

—No quiero saber… —murmuró con pena.

—Según Charles, eres “etéreo para mí”. Estoy segura de que ha buscado piropos en Internet y lo cambió para que suene bien —mencionaste riendo.

—Bueno… Tal vez sí sea etéreo para ti —susurró, manteniendo una sonrisa en su rostro—. Quiero decir, la primera vez congeniamos mucho, ¿no es así? Y en esta ocasión también. Tal vez debamos seguir viéndonos en plan citas.

Cuando vio tu rostro entre confundido y sonrojado, se avergonzó totalmente de lo que dijo.

—¡Solo es una sugerencia! No te obligaré a nada jamás.

—No, no. Está bien. Sí me gustaría seguir viéndote en este plan también.

La tranquilidad con la que lo dijiste le hizo pensar que estabas muy bien con eso, y sólo agradeció mentalmente por la oportunidad.

—Entonces, ¿te parece ir a ver la película que se estrena este fin de semana? Yo te invito, claro.

Luego de pensarlo por un rato, decidiste aceptar su invitación para verse de nuevo en aquel cine tan popular en París.

—Es una gran idea. Está bien, vayamos.

A los pocos minutos habían decidido pagar (dividiendo la cuenta por la mitad, muy al pesar de Julian) y ya volver a casa.

Él te acompañó caminando en silencio o a veces tirando algún chiste o comentario muy random que se les ocurría, hasta llegar a tu hogar, donde se despidió de ti con un pequeño beso en la mejilla que alteró sus corazones.

—Nos vemos el fin de semana, o cuando vayas a buscar al niño —dijo Julian, ocultando su sonrojo con su bufanda.

—Claro, claro… Nos vemos cuando podamos. Adiós.

Entraste y te mantuviste quieta contra la puerta hasta que lo oíste irse, que fue cuando al fin volviste a respirar y abriste los ojos.

—¡Ya son novios! —exclamó tu hermano, sin que sea una pregunta.

—No, no inventes cosas. Sólo quedamos para el fin de semana.

Y aunque esperabas una reacción totalmente diferente, Charles sonrió de una manera irreconocible para ti, diciendo las palabras que estabas castigada a oír desde que conoció a Julian.

—No falta mucho para que sea mi cuñado.

𝗕𝗘 𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗦𝗧! (𝗕𝗟𝗨𝗘 𝗟𝗢𝗖𝗞 𝗕𝗢𝗬𝗦)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora