𝗟𝗔𝗩𝗜𝗡𝗛𝗢

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Contexto: no tenías ni idea de su existencia.

Personaje: Lavinho (con la colaboración de Chris Prince).

¡Escenario!

Parte única.

‧₊˚Go!

La música fuerte resonaba en aquel lujoso departamento ubicado en Madrid, España, repleto de bellas modelos, importantes artistas y renombrados deportistas divirtiéndose entre sí, relajándose y bebiendo como no tenían permitido.

—¡Hey, Lavi! Tengo una amiga para presentarte —exclamó el inglés, sumamente sonriente mientras su mano afianzaba el agarre en la cintura de una de las señoritas esbeltas que, posiblemente, tenía el mismo nivel de intoxicación que su acompañante—. T/N T/A, seguro oíste hablar de ella.

El brasileño de las pupilas dilatadas por el alcohol en sangre te observó extremadamente sonriente. Tenía tu cuerpo en su mente desde la primera vez en la que te vio en televisión y redes sociales; ciertamente, sintió esa necesidad de estar contigo de todas las formas posibles.

—Sí, la conozco —asintió pasando su mano por tu cadera como una serpiente se enrosca a su presa—. Pueden irse a pasarla bien, chicos, nosotros nos quedaremos... por aquí.

No faltó mucha espera cuando ambos ingleses se retiraron a un lugar más privado del departamento para hacer lo suyo. Lavinho se quedó contigo, te compró una bebida costosa y escaneaba tu cuerpo con cada trago mientras oía cada palabra que decías, respondía animadamente a cada charla y hacía sus propias incógnitas.

Tus palabras poco a poco subieron de tono con el seguimiento de tus manos en su cuerpo. Bailaron pegados, bebieron de más y probaron ciertas sustancias que los enviaron a casi volar mientras sus cuerpos se frotaban para saciar aquella necesidad carnal de poseerse. Después de todo, ignorar sus responsabilidades siempre fue lo suyo.

Ninguno de los dos estaba en sus totales facultades, por eso fue una sorpresa el dolor de cuerpo que sentiste al despertar en sus brazos la tarde siguiente. La mayoría de los invitados se retiraron horas antes, y solo quedaban ambos en tu cama casi destrozada luego de pasar una noche tan productiva.

Lo cierto es que mientras desayunaban juntos conversaron, conversaste como hacia mucho tiempo no hacías con nadie. Te sentiste escuchada como hacia mucho tiempo no te sentías con nadie; él te entendía, te oía, te quería.

Hubo mucha química entre ambos, así que intercambiaron números, Instagram y comenzaron a salir casi formalmente.

Los días pasaron y con ellos tu amor por Lavinho crecía. Los paseos, las palabras de amor, los regalos y sus partidos fueron poco a poco navegando en tu corazón oceánico, incierto e intenso.

Fue un año de ir y venir con su relación. Jamás cuestionaste ninguna de sus acciones, incluso cuando se desaparecía por días en Brasil.

No es como si hayas tenido alguna razón de sospecha, al menos hasta que repentinamente desapareció por más tiempo del estimado. En líneas generales, a Lavinho lo había tragado la tierra.

Llamabas, sin conseguir respuesta. Mensajeaste numerosas veces a todos los números que él tenía, sin que recibiera tus palabras. Hasta habías hablado con su madre, quien no quiso decirte qué estaba ocurriendo.

Pero si su familia lo sabía, estabas en todo tu derecho, como su novia, de tener conocimiento sobre su paradero, ¿no es así?

Bueno, quizá hubieses preferido no saberlo...

Absorbida por la preocupación, decidiste tomar un vuelo a Brasil. Las dos horas de distancia fueron duras, pero al final conseguiste contactar con alguien muy cercano a él que te dio la dirección exacta de su vivienda.

Pero al llegar, la vista de una familia feliz fue tu muerte. Lavinho tenía a una dulce niña pequeña idéntica a él en sus brazos, aparentemente recién nacida, y un niño un poco más mayor sentado en sus piernas, admirando a quien supusiste era su hermana. A su lado, una bonita mujer capturaba la escena con una cámara fotográfica y luego se acercó a ellos, besando los labios que tú besabas en España.

La culpa de destruir el cuadro perfecto de la familia ideal inundó tu mente. Habías roto algo irreparable, habías rememorado lo que hizo tu padre cuando apenas eras una niña; te convertiste en eso que juraste jamás ser.

¿Pero realmente es tu culpa? Si no tenías idea de ellos, ¿por qué te sentías tan mal?

No, claro que no fue tu intención, pero el daño ya fue hecho, y es uno irreversible. Hubo dos niños pequeños que no tuvieron durante todas tus vacaciones de meses a su padre porque querías que te lleve a un viaje en Mallorca, porque querías pasar tiempo en pareja.

Una pareja que no te pertenece, nunca te perteneció.

Nunca tuviste un lugar ahí, y eso jamás tendrá un cambio.

¿Qué opinan? A mí me gustó escribirlo, y espero que disfruten leerlo.

Pido una disculpa por mi inactividad, pero el colegio anda potente, y esto de estudiar idiomas anda complicando más mi existencia.

𝗕𝗘 𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗦𝗧! (𝗕𝗟𝗨𝗘 𝗟𝗢𝗖𝗞 𝗕𝗢𝗬𝗦)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora