ALIEN / Minsung

Parte 9

Minho estacionó el vehículo con habilidad antes de dirigir su atención al menor en el asiento trasero.

— Has estado distraído con ese celular todo el camino — reclamó con pesar, notando el inusual silencio de Jisung desde que le prestó su móvil.

Resultaba difícil admitirlo, pero Minho echaba de menos la bulliciosa voz del menor y sus preguntas peculiares mientras conducía.

— Estoy viendo una serie — expresó Jisung con una sonrisa, sin apartar la mirada de la pantalla. — Seo me recomendó verla completa, dice que me será de mucha utilidad.

— ¿Útil en qué? — preguntó Minho, intrigado.

— Seo me ordenó no decir nada al respecto —, afirmó Jisung, generando una extraña pero molesta sensación en Minho.

— Así que Seo, ¿eh? — advirtió anticipadamente antes de lanzarse al asiento trasero para arrebatarle el celular al menor. Quería descubrir qué ideas le había implantado Seo en la cabeza. — ¡Dame eso! — exigió al no lograr atrapar el dispositivo; Jisung actuó con rapidez y lo escondió detrás del cabezal del asiento.

— No puede verlo, Señor Minho. Seo me lo prohibió — aseguró Jisung mientras se movía evitando los ataques de Minho.

— ¿Desde cuándo escuchas a Changbin en lugar de a mí? — reclamó finalmente Minho.

— Lo estoy escuchando, Señor Minho—, soltó irónicamente, olvidando asegurar el móvil y dejándolo en una posición accesible.

— Sabes a lo que me refiero—, se abalanzó nuevamente, aprovechando la distracción de Jisung. Afortunadamente, este abrazó el celular con su cuerpo, impidiendo que Minho lo tomara —¿Vas a impedirme usar mi propio celular? —, se quejó.

— Se lo voy a devolver pronto, lo prometo —, aseguró sonriente y abrió cuidadosamente la puerta del vehículo para salir. — Lo espero adentro.

— No tienes las llav... — frenó su frase al observar cómo la puerta de la casa se abría sin ninguna manipulación. — Claro, olvidé que eras mágico —, habló más para sí mismo.

De pronto, dentro del vehículo, la irritante voz de Chan resonó en el aire.

— Parece que Joe se divierte contigo —, comentó Chan con tono serio.

Minho rodó los ojos con desdén.

—Prefiero no preguntar en qué momento entraste a mi auto.

— Necesito la dirección de la casa de tu padre, Joe no puede permanecer más tiempo aquí, la tripulación vendrá por él en cualquier momento —, advirtió Chan con seriedad.

— ¿Qué hizo Jisung para que lo buscaran? —, soltó Minho, sonando más como un reclamo.

— Aliarse con tu padre, eso hizo —, explicó Chan.

— Eso no aclara mis dudas. ¿Quién es mi padre en primer lugar?—, preguntó Minho con exigencia.

—El señor Lee fue un reconocido científico tanto aquí como en nuestro planeta —, comenzó a narrar Chan detalladamente, creyendo que Minho tenía derecho a saber la verdad. —Nuestro planeta carece de recursos, y al paso que vamos no lograremos sobrevivir más de 50 años—, explicó con pesar. —El señor Lee buscaba una solución para esto y desgraciadamente se le ocurrió la idea de crear un arma mortal que pudiera destruir toda una población con un solo disparo.

— Aguarda—, interrumpió Minho. —¿Mi padre quería destruir la Tierra?—, preguntó con el ceño fruncido.

—Así es, pero cambió de opinión cuando realizó su primera expedición en tu planeta. Vino aquí para inspeccionar el lugar y verificar todos los recursos que podrían beneficiar a nuestro planeta si destruíamos el tuyo, pero se enamoró en el trayecto y formó una familia—, continuó Chan.