18-| Fantasmas del pasado

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Intentaba practicar mi lectura con un libro que había encontrado por casa, estaba casi cien porciento segura de que era de Lucia

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Intentaba practicar mi lectura con un libro que había encontrado por casa, estaba casi cien porciento segura de que era de Lucia. La chica tenía la costumbre de comprar libros y luego no leerlos, y los dejaba tirados por todos los rincones del departamento. Y Lila me había dicho que quizás tuviera que leer un poco más, no insinuó del todo el por qué pero yo no era tonta y sabía porque lo decía.

Me molesté en su momento y no le hablé durante un par de días, hasta que ella decidió escribirme una biblia entera de porque era maleducado de mí parte comportarme cómo lo hacía, no pude evitar avergonzarme. Había sido así toda mi vida, pero nadie me había dicho nada al respecto antes, así que que me lo dijeran ahora se me hacía rarísimo, complicado de aceptar.

Estaba por irme al trabajo cuando lo ví ahí arriba de la mesada, era nuevo y no sabía bien de que trataba; tenía pocas páginas y eso me pareció suficiente en su momento, así que lo tomé sin pensarlo mucho y me dirigí al bar.

Ahora me arrepentía muchísimo de haberlo hecho, porque lo único que conseguí intentando leer fue que se me nublara la vista; que sintiera hormigas recorriendo todo mi cuerpo; que me sudaran los dedos; y un impresionante dolor de cabeza.

Cerré los ojos con fuerza y solté el libro arriba de la barra, aún faltaba media hora para que abriera el bar y me encontraba sola.

Últimamente sentía que me vida se basaba en estudiar, trabajar e irme a dormir. Un bucle. Y, por alguna razón, el único momento del día en el que sentía que podía relajarme era cuando iba a trabajar.

No sabía cuál era el motivo de tal sensación, pero presentía que podía llegar a ser por cómo la gente me trataba en ese lugar: tenía a Matty que siempre parecía estar cuidándome, luego estaban los clientes que más frecuentaban y ya me llamaban por mi nombre, o bueno, por mi apodo, la energía que se sentía allí dentro y también, para mi gran molestia, la banda... Quienes en algún momento fueron mi familia.

Era raro, de todos modos, porque sentía que mi vida estaba pasando y yo no estaba haciendo nada con ella. Si un camión me atropellaba ahora mismo y moría, no me importaría en lo absoluto ¿Y no era eso un poco cínico?

Sacudí la cabeza para despejarme y volví a intentar leer un poco más.

Había logrado leer una página y no recordaba de que trataba, pero seguí tratando de entenderlo.

Tomé aire con fuerza cuando las letras se mezclaron ante mis ojos y mi vista se nubló, esa vez por las lágrimas que comenzaban a crearse en mis ojos. Me enfurecía que algo tan estúpido como leer me costara tanto, ¿Que clase de problema tenía? Desde pequeña había recibido todo tipo de castigos de parte de mis padres porque no sabía escribir bien mi nombre, algo que los niños de mi edad ya sabían hacer desde hacía mucho tiempo. O cómo cuando no sabía distinguir la izquierda de la derecha.

No era estúpida, solo no sabía porque me habían maldecido así.

La hoja debajo de mí comenzó a mojarse cuando las lágrimas comenzaron a caer, intenté limpiarlas de inmediato pero estas no querían dejar de salir.

Cuando llegas y te vas [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora