07-| Alana, responde, por favor

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Llevaba 3 días recibiendo llamadas de un número que no tenía agendado, pero del cual sabía perfectamente de quién se trataba

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Llevaba 3 días recibiendo llamadas de un número que no tenía agendado, pero del cual sabía perfectamente de quién se trataba.

Rechacé nuevamente la llamada, era la primera vez del día y ya me sentía agotada. Tras la llamada perdida me llegó un mensaje, y a ese le siguieron dos más:

+54 2945 982401

Alana, responde, por favor

Solo quiero hablar contigo

Se que eras tú la del bar

Bloqueé el teléfono sabiendo que sería más fácil simplemente bloquear el número pero una parte de mí decía que no valía la pena, que me vería demasiado infantil huyendo de ella, de mi pasado.

«Es exactamente lo que estás haciendo»

Cierra la boca, es muy pronto para que comiences a molestar.

Saqué la llave del departamento del pequeño bolsillo a un costado de mi mochila, suspiré agotada cuando abrí la puerta y dejé que la calidez del hogar me inundara el cuerpo.

Fuera ya comenzaba a hacer frío y, a pesar de estar acostumbrada a las bajas temperaturas de Solencia, allí era todo lo contrario. O bueno, era mucho más que en mi ciudad, el otoño casi que parecía invierno y el invierno era algo de lo cual más te valía estar prevenido con varias prendas de ropa calentitas, porque si no no podrías sobrevivir.

Dejé caer la mochila al suelo, me quité mi abrigo y lo colgué en el perchero que estaba al lado de la entrada, me dirigí hacia la cocina muerta de hambre.

El niño de tez tostada, ojos claros y cabello café me sonrió en cuanto puse un pie dentro de la cocina. Estaba sentado en la barra y tenía un plato de fideos con queso frío en frente suyo, no parecía muy apetitoso.

—¡Hola, Lanita!— tenía ese deje burlón cada vez que me decía ese apodo, pero sabía que no lo hacía con malas intenciones, simplemente le gustaba molestarme un poco.

Sonreí.

—Hola Jackie— dejé un beso en su cabeza y tomé su plato para meterlo dentro del microondas— ¿Hace mucho llegaste? ¿Dónde está tu hermana?

Volteó hacia mí.

—Hoy salí temprano porque la de historia faltó, afortunadamente, y como reprobé el examen de matemáticas le pedí a Lu que me fuera a buscar ella para evitar el regaño de mamá.

—¿Sabes que te retará en cuanto llegues, no?

—Pues si, pero al menos podré mentalizarme el golpe— cerró los ojos y fingió meditar, negué con la cabeza— ¡Oh, también tienes fideos para tí!

Miré la olla con comida, hice una mueca de asco sin poder evitarlo porque no me apetecía para nada comer eso. Jake, al contrario, amaba cualquier clase de fideo con cualquier clase de salsa así que ni siquiera le pregunté si quería comer otra cosa.

Cuando llegas y te vas [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora